El pasado año hidrológico cierra con una "dura sequía"

La CHE reconoce el esfuerzo realizado por los usuarios del regadío

Embalse en el Ebro.

Embalse en el Ebro. / archivo. Confederación hidrográfica del Ebro.

El Periódico de Aragón

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El año hidrológico 2022-2023 en la cuenca de Ebro se ha caracterizado por "una dura sequía", con precipitaciones un 12% inferiores a la media, que se suman a un año previo también escaso en lluvias, por lo que ha sido necesario hacer un esfuerzo colectivo que la Confederación Hidrográfica ha reconocido en su informe del año.

Especialmente ha hecho hincapié en el esfuerzo realizado por los usuarios del regadío, que en muchos casos han sufrido pérdidas económicas significativas en sus explotaciones, según dio a conocer ayer la CHE.

El año hidrológico ha tenido otros aspectos destacados que sentarán las bases para una gestión más sostenible del agua de la cuenca, como la aprobación en febrero de 2023 del Plan hidrológico de la cuenca para el tercer ciclo de planificación hidrológica (2022-2027), que recoge importantes elementos de gestión del agua teniendo en cuenta la disminución del recurso debido al cambio climático.

También se aprobó en enero de 2023 el nuevo Plan de gestión de riesgos de inundación del ciclo 2022-2027 y se avanzó en la actualización del plan de gestión de las sequías de 2018.

Desde el punto de vista ambiental, destacan la implantación de los caudales ecológicos en todas las masas de agua fluviales de la cuenca, con un total de 687 puntos. Para su control se estableció una red a partir de 190 estaciones de aforo en tiempo continuo del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) que se van evaluando mensualmente y cuyo grado de cumplimiento se sitúa entre el 80 y el 90%.