POBLACIÓN EXTRANJERA

La salud mental de las personas migrantes, una tarea pendiente

Guarch-Rubio destaca en ‘Psicología de fronteras’ la importancia del cuidado

Marta Guarch-Rubio presentó 'Psicología sin fronteras' la pasada semana.

Marta Guarch-Rubio presentó 'Psicología sin fronteras' la pasada semana. / Andreea Vornicu

Eva García

Eva García

A dos hermanas adultas jóvenes de Siria sus padres las reunió un día y les hizo entrega de todos sus ahorros. Solo les pidió una cosa, que huyeran de la guerra y salieran a buscar un futuro juntas. «Llegad juntas y no os enfadéis», les dijo. Ellas salieron de Siria con un grupo y llegaron a Grecia. Marta Guarch-Rubio las conoció en Idomeni y tiempo más tarde las visitó en Alemania, donde una de ellas había llegado embarazada y dio a luz. Esta es una de las 20 historias que Guarch-Rubio, docente en el Grado de Psicología de la Universidad San Jorge ha recogido en su libro 'Psicología de fronteras', que la pasada semana presentó en la librería Cálamo, junto a Ignacio Peiró.

Con esta publicación, la autora quiere reflexionar acerca de la salud mental de las personas desplazadas. Todos tienen unas «memorias traumáticas», asegura esta doctora en Psicóloga, «experta en cómo se vive con las experiencias de intensidad alta y negativa», que pueden generar patologías.

Los desplazados son en su mayoría jóvenes, personas «física y emocionalmente fuertes» explica, porque son capaces de «afrontar la migración». Por eso quiere «cambiar la idea de que son víctimas a supervivientes», asegura. El libro se divide en dos partes, una más teórica, y otra en la que se incluyen 20 historias que «ocurren no a muchos kilómetros de nuestras casas» dando protagonismo a sus narrativas como llaves de entrada a Europa en los procesos de análisis de credibilidad y asilo. Ninguno es anónimo, aunque tiene nombre ficticio.

Para Guarch-Rubio, la idea de contar estas historias comenzó «como forma de liberación» porque escuchas «ideas de violencia durante el proceso y fue una forma liberadora» que nunca pensó que acabara en un libro, sino que todo comenzó como su tesis en las que contó con la participación de 206 refugiados. La historia de cada desplazado comienza con «las migraciones dentro del territorio» para luego salir del país de origen. Unos se quedan en los limítrofes y otros saltan a Europa. Hay muchos motivos para convertirse en refugiado, por identidad sexual, ya que en muchos países está penada la homosexualidad, por género (mutilación), por causas políticas o por catástrofes; y en todos los casos tienen reflejo en la salud mental.

Desde Tindouf

A Marta Guarch-Rubio se le despertó el interés por los refugiados cuando, recién licenciada, conoció a uno de ellos y, a través de su amistad, vio que «que expresaba mucha sintomatología postraumática» a través de las historias que había vivido como «la muerte de su hermano carbonizado en una manifestación en Damasco». Esa fue la mecha pero después hubo más, visitó los campos de refugiados de Tindouf y viajó por «zonas fronterizas, recogiendo testimonios» y trabajando con las víctimas y los supervivientes.

Asegura la autora que la figura del refugiado no nos tiene que resultar ajena porque todos podemos serlo un día, aunque reconoce que uno tiene más posibilidades «según el país donde nazcas, pero todos podemos serlo. Las condiciones económicas determinan mucho». Los migrantes son fuertes y con un nivel económico «medio alto porque salir de sus países cuesta mucho dinero» y además, al ser jóvenes, todos están en edad de trabajar. Guarch-Rubio quiere invitar al lector a reflexionar sobre la convivencia, ya que, por ejemplo, España es un país envejecido y los desplazados que llegan «pueden contribuir a la pirámide demográfica» y reactivar la económica.

Para ello, reclama «estrategias de convivencia e integración con predisposición nuestra pero también de ellos», insiste. Hay países que lo están haciendo, como Alemania o Canadá; y en el caso de España, con más motivo porque «somos fronterizos».

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