AYUDAS AL DESARROLLO

Aragón abandona la cooperación: la huella de los recortes de PP y Vox en el mundo

Proyectos en África, Latinoamérica u Oriente Próximo se pueden quedar sin financiación tras el tijeretazo del nuevo Ejecutivo autonómico a la cooperación internacional

Médicos del Mundo ayuda con varios de sus proyectos a países africanos; recibía hasta ahora la cooperación aragonesa.

Médicos del Mundo ayuda con varios de sus proyectos a países africanos; recibía hasta ahora la cooperación aragonesa. / Olympia de Maismont / Médicos del Mundo

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Toda decisión política tiene consecuencias, por lejanos que sean los territorios en los que repercuta. El último ejemplo ha llegado a Aragón y sus capitales, con sus respectivos presupuestos, en los que el PP, atendiendo a las exigencias de Vox, ha recortado las partidas destinadas a la cooperación al desarrollo, además de añadir una serie de trabas a las que podrían seguir destinándose, como la de no poder enviar ayuda a países que alberguen organizaciones consideradas terroristas por la UE.

En concreto, el recorte en la DGA ha sido del 80%, pasando la partida de 6,2 millones a 1,2. En Huesca el tijeretazo se eleva al 94%, pasando de 100.000 a 6.000 euros, mientras que Zaragoza destinará 900.000 euros a la cooperación, 650.000 menos que en 2023, es decir, un 42%.

La paradoja de Jorge Azcón en Sierra Leona

La inmensidad de África lleva siendo un desafío para la cooperación al desarrollo desde que la Europa poscolonial organizase los nuevos países como si de los trozos de una tarta se tratase. Más allá de los enormes problemas sociopolíticos que estas decisiones arbitrarias generaron, las hambrunas, las epidemias y las pobres condiciones de vida en general asolan a un continente devastado por la miseria.

Frente a esta coyuntura, oenegés como Médicos del Mundo se encargan de realizar una serie de proyectos que contribuyen, especialmente, a que las condiciones sanitarias mejoren, más si cabe tras el estallido de la pandemia. Aunque, en cualquier caso, la sanidad no se restringe únicamente al ámbito de la salud, sino que abarca una transformación más profunda que llega desde los hábitos y las condiciones de vida hasta las relaciones sociales entre ciudadanos.

En ese sentido, tan solo en el último lustro las instituciones aragonesas han ayudado a cuatro importantes proyectos en países como Mozambique, Senegal o Sierra Leona. Unas iniciativas que, de no ser por el apoyo institucional, hubiesen sido inviables en el corto y medio plazo. A título de ejemplo, el pasado 2021, la DGA apoyó un proyecto de Médicos del Mundo que tenía como fin reforzar la estrategia comunitaria frente al coronavirus en el distrito mozambiqueño de Matola, con un programa que también apoyaba la respuesta multisectorial sanitaria contra la violencia de género en el país. Un plan ambicioso que duró 12 meses con un presupuesto de más de 150.000 euros, de los que la DGA aportó casi 130.000.

Ahora, tras la drástica reducción de las partidas destinadas a las ayudas a la cooperación al desarrollo, que el Ejecutivo de Azcón ha disminuido en un 80%, es impensable que proyectos de este tipo puedan llevarse a cabo. Los efectos de estas limitaciones, eso sí, se notarán realmente en 2025, cuando las cuentas aprobadas por PP y Vox se plasmen en la realidad.

Paradojas de la política, durante más de dos años la organización, con el apoyo de quien ahora recorta estas ayudas desde un nivel superior, pudo contribuir a la mejora del sistema de salud sexual en varias comunidades rurales de Sierra Leona.

Senegal ha sido otro de los países en los que el Gobierno de Aragón realizó un esfuerzo, con dos proyectos a 14 meses en 2020 y 2021. El primero de ellos surgió como respuesta inmediata a la pandemia, con el objetivo de reducir el impacto del coronavirus en la población infantil. Para ello, Médicos del Mundo dispuso de un presupuesto de casi 160.000 euros, con una aportación pública superior a los 135.000 euros. El segundo plan, un año después, tenía como fin atacar la raíz de uno de los problemas más serios y recurrentes en África, la mortalidad neonatal. Una iniciativa ambiciosa que abarcaba desde la educación sexual hasta la parte más sanitaria. En este caso, fueron cerca de 150.000 euros con los que la DGA financió parte de un proyecto que superaba los 180.000.

Con todo, el Ejecutivo autonómico no ha sido el único colaborador de Médicos del Mundo en la comunidad en estos últimos años. Tanto es así que, el plan más ambicioso, en términos de tiempo y dinero, fue suscrito en buena parte por el Ayuntamiento de Zaragoza entre 2019 y 2020. El consistorio, encabezado por el actual presidente de Aragón, Jorge Azcón, destinó entonces 211.779,30 euros a una iniciativa de la oenegé en Sierra Leona, de 28 meses de duración. Paradojas de la política, durante más de dos años la organización, con el apoyo de quien ahora recorta estas ayudas desde un nivel superior, pudo contribuir a la mejora del sistema de salud sexual en varias comunidades rurales de Sierra Leona. De hecho, ese mismo proyecto volverá a contar en 2024 con 65.000 euros de ayudas del consistorio zaragozano, tal y como se resolvió en la convocatoria del pasado mes de diciembre, todavía incluidas en los presupuestos anteriores.

En Oriente, el destino condena al desterrado

Hasta hace no mucho, Siria seguía abriendo los telediarios de todo el mundo y recibía incontables muestras de solidaridad política y civil, inspirando lemas como el famoso 'Welcome refugees', auspiciado desde Bruselas tras la guerra civil del país árabe. Una idea que, poco a poco, se ha ido apagando. Por un lado, la inmediatez ha provocado que los ojos occidentales redirijan sus órbitas hacia Ucrania, primero, o Palestina, más recientemente. Conflictos que, si se prolongan demasiado, correrán el riesgo de caer en el olvido.

Sin embargo, lo que no se estanca, sino más bien todo lo contrario, son las miles de víctimas directas e indirectas de estos conflictos. En ese sentido, el caso sirio ha sido uno de los más sangrantes en los últimos años. De hecho, esta situación ha convertido a Siria en uno de los países con más refugiados desplazados del mundo, según los últimos informes de la ONU. Cerca de siete millones de civiles (otros datos elevan la cifra hasta los 8,5 millones) que han tenido que dejar atrás sus casas y sus vidas por pura supervivencia.

Refugiados sirios reciben ayuda humanitario en Líbano.

Refugiados sirios reciben ayuda humanitario en Líbano. / ARAPAZ

En el Líbano, un país de apenas cinco millones de habitantes, se estima que hay 1,5 millones de refugiados sirios. Precisamente, hasta ahí llega la ayuda de la oenegé aragonesa Arapaz, que desde 2016 ha podido atender de forma permanente a 480 familias refugiadas. Gracias a las ayudas a la cooperación al desarrollo de instituciones como la DGA, el Ayuntamiento de Zaragoza o la DPZ (entre todas suman cerca de 150.000 euros anuales), Arapaz ha llevado a estas familias alimentos, productos de higiene, mantas y gasoil, muy necesario para las estufas de invierno en una zona que alcanza varios grados bajo cero en esa época.

Ahora, por culpa de los recortes de PP y Vox en las diferentes administraciones aragonesas, muchas de esas ayudas podrían verse interrumpidas, dejando a su suerte a cientos de personas. Además, el Líbano refleja muy bien la paradoja que supone cortar los envíos a países que albergan organizaciones terroristas, lo que provoca, en definitiva, que el destino condene al desterrado. De esta forma, la importancia del grupo musulmán chií Hizbulá en la zona, con un enorme poder armamentístico, puede provocar que miles de refugiados sirios no reciban ningún tipo de ayuda humanitaria.

Sin salir de esa zona geográfica, la masacre israelí en respuesta a los ataques de Hamás del pasado 7 de octubre ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes en la franja de Gaza, tras más de 75 años de conflicto. En Palestina, la organización católica Manos Unidas lleva trabajando desde varios años atrás, con proyectos dirigidos a hacer frente a las carencias médicas o a la falta de suministros, así como a ayudar a la población civil con recursos de toda índole. Ahora, desde la oenegé denuncian que «el drástico recorte» de las ayudas a la cooperación en el presupuesto de la DGA «supone un duro golpe para la continuidad de los planes de trabajo de las oenegés aragonesas», presentes en varias zonas conflictivas del mundo, no solo en Oriente Medio.

En esa línea, Manos Unidas asegura que les «duele» que «nuestros políticos no sean sensibles y solidarios». Una cuestión que no solo es moral, ya que tampoco se cumplen los compromisos adquiridos por la gran mayoría de países de la ONU, en los que se rubricó la necesidad de alcanzar el 0,7% del PIB. Asimismo, la organización católica recalca a las administraciones que «nuestra ayuda y trabajo no va dirigida» a organizaciones terroristas. 

La vieja receta de prevenir para no tener que curar

Calle 13 cantaba que Latinoamérica era la «sobra de lo que se robaron», «una fábrica de humo, para tu consumo». Versos que reflejan la realidad de muchos países al otro lado del charco, en los que la pobreza y la corrupción van íntimamente relacionados con un extractivismo que, más allá de no dejar apenas rédito económico para la población corriente, contamina sus recursos naturales y provoca riesgos indirectos que se cobran la vida de miles de personas año a año.

Precisamente, luchar y prevenir estas situaciones es una parte fundamental de los trabajos que la oenegé Acción Solidaria Aragonesa (ASA) lleva a cabo en países como Bolivia. De hecho, el caso boliviano es bastante significativo al respecto ya que, pese a ser un país con una tradición colonial y, posteriormente, influenciada desde Estados Unidos, todavía sigue siendo a día de hoy el octavo del mundo en biodiversidad.

En Bolivia, organizaciones como ASA ofrecen alternativas ecológicas frente al extractivismo salvaje.

En Bolivia, organizaciones como ASA ofrecen alternativas ecológicas frente al extractivismo salvaje. / ASA

ASA ha orientado dos de sus últimos proyectos para salvar esa circunstancia y dar alternativas sólidas a los jóvenes campesinos. El primero de ellos está dirigido a la producción ecológica en la ciudad de Oruro. A través de esta iniciativa, que cuenta con un presupuesto de algo más de 100.000 euros, con un aporte del Ayuntamiento de Zaragoza de más de 65.000, ASA abarca aspectos tan diversos de la cadena agroecológica como la capacitación técnica, el apoyo a iniciativas autóctonas o la comercialización de los productos finales. Desde la organización estiman que unas 1.000 personas se benefician directamente del proyecto, especialmente mujeres. Pero, además, el beneficio que este plan reporta, con productos saludables elaborados sin transgénicos, alcanza de forma indirecta a más de 100.000 campesinos indígenas.

La segunda de las iniciativas de ASA en el país boliviano tiene varias aristas, las cuales viran en torno a la reconstrucción de la Casa Willjtata, localizada en la zona de Los Yungas, donde se planta la hoja de coca de forma tradicional, y que está situada a apenas unas horas de la ciudad de La Paz. La finca, situada en pleno bosque, tiene 29 hectáreas, y en ellas se plantea a los jóvenes alternativas a la plantación de coca.

Además, en la parte social del plan, ASA atiende a chicas jóvenes víctimas de explotación sexual y a jóvenes exreclusos en rehabilitación. Para acompañar a ambos grupos, la oenegé financia cursos de autoestima, salud mental, protagonismo y participación. Este segundo proyecto tiene un presupuesto que supera los 59.000 euros, sostenido en gran parte por el aporte municipal de Zaragoza, que asciende a los 48.916,50 euros.

Por otra parte, la lucha contra la violación de los derechos humanos, sobre todo en Centroamérica, también es una constante de la cooperación al desarrollo. En ese ámbito, ASA puso en marcha un proyecto en El Salvador para prevenir la violencia de género, dotado de un presupuesto que contaba con 35.000 euros de ayuda pública municipal, casi la totalidad del coste final (cerca de 42.000 euros).

Médicos del Mundo, por su parte, también tiene presencia en los países centroamericanos. Además de varios proyectos de prevención, educación o mejora de los sistemas sanitarios en zonas de Guatemala, Honduras o El Salvador, la organización también ofrece su experiencia en respuesta a catástrofes humanitarias, como el terremoto en L’Asile (Haití) de 2021. En ese caso, Médicos del Mundo llevó a cabo una misión, financiada al 100% por la DGA (30.000 euros), para dar apoyo nutrititvo e higiénico a las víctimas que habían quedado aisladas tras el seísmo.