SINIESTRALIDAD VIAL

Las carreteras de Aragón se cobraron 69 vidas en 2023

Las vías interurbanas sumaron 57 decesos y, las urbanas, una en Monzón y 11 en Zaragoza

La N-240, en Huesca, fue el punto negro de la comunidad al aunar cinco fallecimientos

Zaragoza sufre los peores datos de siniestralidad vial desde 2010

Este es el estado en el que quedó el vehículo en el que viajaba un conductor fallecido en Albalate del Arzobispo.

Este es el estado en el que quedó el vehículo en el que viajaba un conductor fallecido en Albalate del Arzobispo. / GUARDIA CIVIL

La siniestralidad vial es una cuestión que siempre protagoniza discursos durante los primeros días del año a tenor de los balances que presentan las instituciones competentes en la materia como la Dirección General de Tráfico (DGT) y el Ministerio del Interior. Precisamente, las carreteras aragonesas sumaron 69 muertes en 2023 desde que un joven de 23 años y vecino de Aragüés del Puerto perdiera la vida el 8 de enero en Hecho al salirse de la A-126 y precipitarse varios metros por un terraplén. Del total de decesos, 57 se contabilizaron en vías interurbanas con la N-240 como punto negro (cinco muertes) y 12 en vías urbanas con once víctimas en Zaragoza y una duodécima en Monzón.

Estos siniestros mortales se concentraron, en su mayoría, en las carreteras convencionales al reflejar los datos, por un lado, que dos de cada tres accidentes se repartieron entre las carreteras nacionales, autonómicas, provinciales y caminos vecinales y, por otro, que solo un 33% se registraron entre las autopistas y las autovías que atraviesan la comunidad aragonesa. Entre los puntos negros se erigió como protagonista la N-240 en la provincia de Huesca al aunar cinco muertes entre los términos municipales de Castejón del Puente, Siétamo, Huesca, Jaca y Canal de Berdún.

Tampoco se quedó atrás la A-23 con cuatro fallecidos en sendos siniestros viales a la altura de los términos municipales de Villanueva de Gállego, Gurrea de Gállego, Igriés y La Puebla de Valverde. La N-330 sumó tres muertos en María de Huerva, Ontinar de Salz y Gurrea de Gállego –este último, el alcalde de Zuera, Luis Zubieta, al ser arrollado por una furgoneta cuando circulaba en bicicleta– y la A-68 otros tres en La Cartuja Baja (2) y Zaragoza. Otras carreteras de la comunidad contabilizaron dos fallecimientos como la AP-2 en Villafranca de Ebro y Fraga; la Z-40, en Zaragoza; la N-211, en Mequinenza; la N-232, en Utebo y Mallén; la A-131, en Fraga y Ballobar; la A-1236 en Monzón y Fonz y la TE-V-6014 en Villaspesa.

El accidente de tráfico más grave se remonta al 27 de enero, cuando dos vehículos colisionaron frontalmente en la N-234, a la altura del término municipal de Torralba de Ribota. En el primero de los turismos viajaba la familia Aróstegui Bellido –Inés, la madre, era la directora de proyectos especiales de la Cámara de Comercio de Zaragoza y Tomás, el padre, profesor en el colegio Montearagón– con su hija de tres años y, en el segundo, el hermano del diseñador de la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona.

También hubo días negros como el 1 de julio, cuando tres personas fallecieron en menos de 24 horas en sendos accidentes en Gurrea de Gállego, Torralba de Aragón y Villarroya de los Pinares. Ese mismo mes, el día 17, otras dos personas perdían la vida en este mismo plazo de tiempo tras una colisión frontal entre un turismo y un camión en Magallón y un alcance entre dos turismos en Utebo.

Ya en vía urbana, la capital aragonesa finalizó el año con los peores datos recabados desde el año 2010 al contabilizar once muertes en sus carreteras desde que un zaragozano de 54 años muriera el 4 de febrero tras chocar contra una farola a la entrada de la ciudad. A los once siniestros mortales registrados en Zaragoza capital se sumaría un duodécimo en Monzón, donde una mujer de 69 murió atropellada el 16 de junio al cruzar un paso de peatones sin semaforizar en la avenida Lérida. H