Reproducción asistida: cómo afrontar la primera visita con el especialista

En España, el porcentaje de nacimientos tras una técnica de reproducción asistida se sitúa en torno al 11%, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Esta tecnología, que actualmente no conlleva riesgos elevados para la paciente, es cada vez más habitual entre aquellas personas con problemas de infertilidad o que no quieren transmitir enfermedades hereditarias que ellas mismas padecen a sus bebés. 

Sin embargo, se trata de un procedimiento que a menudo genera numerosas dudas. ¿Cuál es el tratamiento más adecuado? ¿En qué consiste un estudio de fertilidad? ¿Qué podemos esperar de una primera consulta? Antonio Urries López, director de la Unidad de Reproducción Asistida de Quirónsalud Zaragoza, responde a estas y otras cuestiones. 

A la hora de acudir por primera vez a un especialista, Urries explica que “esta visita es informativa y consiste en una entrevista con el fin de realizar un análisis pormenorizado de cada caso, ya que un buen diagnóstico es fundamental para elegir el tratamiento más adecuado”. En este sentido, se tendrán en cuenta aspectos como un histórico de fertilidad, abortos o embarazos previos, cirugías realizadas o antecedentes familiares relevantes. También es habitual realizar un estudio de fertilidad a partir de una ecografía que permita valorar el útero y los ovarios, así como una analítica de sangre. En caso de acudir a esta cita con un varón, este deberá realizarse una analítica de semen. “A este respecto, hay que destacar que un análisis personalizado en cada caso es crucial y se recomienda no generalizar, ya que la situación de cada persona es diferente”, concreta el doctor.

Cuándo asistir a una primera consulta

La doctora Isabel Giménez, ginecóloga de la Unidad, propone acudir al especialista en reproducción asistida tras un año de relaciones continuadas sin conseguir un embarazo, pero “si hay sospechas previas de cualquier problema de esterilidad o la mujer ha superado los 38 años se recomienda ir lo antes posible”.

“Asimismo, si una persona va a someterse a un tratamiento de este tipo, se aconseja mantenerse en un buen estado físico. A su vez, es importante hacer caso a las indicaciones del médico. A veces no se consigue un embarazo ”a la primera” y hay que estar preparados para posibles ciclos sin gestación, sin que ello deba considerarse un fracaso”, señala Giménez.

Principales tratamientos

La elección de una u otra técnica de reproducción asistida “no es aleatoria, hay que elegir la más adecuada para cada caso”, apunta el doctor Urries. “Así -continúa-, podemos hablar de inseminación artificial (IA) o de fecundación in vitro (FIV)”. Mientras que la IA se basa en la estimulación ovárica, induciendo la ovulación e introduciendo el semen directamente en el útero, la FIV requiere de un laboratorio especializado en el cual se realiza la fecundación in vitro de los óvulos previamente extraídos del ovario de la mujer.

“Ambas técnicas pueden realizarse tanto con el semen de la pareja como a través de un donante”, explica Urries. En cuanto a la preservación de óvulos, recomienda “realizarla en las edades consideradas más fértiles, preferentemente antes de los 35 años”. Esta técnica permite “guardar” óvulos con el fin de hacer uso de ellos más tarde.

Innovación y tecnología de última generación

La Unidad de Reproducción Asistida de Quirónsalud Zaragoza cuenta con las últimas tecnologías en este ámbito. “Desde sistemas de time lapse para la monitorización continua de los embriones hasta procesos de inteligencia artificial para evaluar la calidad embrionaria y localizar los mejores”, destaca Urries. El centro también realiza técnicas de secuenciación masiva para el diagnóstico de enfermedades genéticas y utiliza sistemas de trazabilidad para garantizar el control y seguimiento de los gametos y embriones de cada paciente. “Todo ello con el fin de obtener un embarazo sano de la forma más rápida, segura y eficaz posible”, añade.

Asimismo, el centro hospitalario dispone de profesionales especializados en todas las fases, tanto previamente al embarazo como para la gestación, el parto y la atención pediátrica. De esta forma, se garantiza un seguimiento integral que incluye, además, atención psicológica para aquellas personas que requieran apoyo antes o durante el tratamiento.

Según explica Urries, “nuestra obligación es disponer de los conocimientos técnicos y científicos más avanzados en cada momento, pues esto permitirá informar de forma objetiva a las pacientes sobre sus posibilidades reales de embarazo, transmitiéndole la seguridad de que se encuentran en buenas manos”.