LAS PROTESTAS DEL SECTOR PRIMARIO EN EUROPA

Un agricultor aragonés en Bruselas: "El campo estaba con cierta depresión, pero ha saltado la chispa"

Javier Fatás, trabajador del cereal en Cadrete y miembro de la ejecutiva de UAGA-COAG, se ha desplazado hasta la movilización en la capital belga, donde los tractores han invadido las calles antes de la reunión de los 27 en protesta por el tratado de libre comercio que quiere impulsar la UE, así como las restricciones derivadas de las políticas verdes y la elevada burocracia

Un aragonés en las protestas de los agricultores de Bruselas.

Celia López | Marcos Calvo

En pie de guerra. Hasta un millar de tractores se dieron cita ayer en el corazón de la Unión Europea para protestar contra los tratados de libre comercio que la Comisión Europea quiere cerrar con Mercosur, los requisitos medioambientales de la nueva Política Agraria Común (PAC) y la ingente burocracia que asfixia al campo. Los agricultores belgas y franceses, mayoritarios en la marcha, llevaron sus reivindicaciones ante la sede del Parlamento Europeo en Bruselas en una manifestación que concitó a miles de trabajadores del campo de varios países. Entre ellos, algunos aragoneses que también se han sumado a una protesta que adquiere cariz internacional y prepara la expansión del clamor a todo el viejo continente. 

«La solidaridad se junta con el hartazgo. Estábamos en lo cierto cuando criticábamos la PAC porque es desastrosa para el sector. Quieren promulgar una transición verde sin instrumentos ni presupuesto para llevarla a cabo. Estamos viendo desaparecer 200 agricultores al año, miles en España y decenas de miles en Europa. Eso, y el tratado de libre comercio que nos restará aún más competitividad, es lo que nos une». Es como lo define desde Bruselas Javier Fatás, agricultor de cereal y alfalfa de Cadrete y miembro de la Comisión Ejecutiva de UAGA-COAG. 

Cree Fatás que el sector agrario europeo está «ahogado» con unos costes de producción inasumibles. «Y es cierto que hasta ahora se veía cierta depresión, cierto desánimo, pero pero ha saltado la chispa y nos hemos subido todos al tren», dice el agricultor. Este jueves, representantes de COAG se han reunido con el comisario europeo de Agricultura y Desarrollo Rural, Janusz Wojciechowski. "Las sensaciones han sido buenas porque por lo menos ha transmitido que escuchaba nuestras reivindicaciones", dice Fatás.

Javier Fatás, junto a una bandera de Aragón en la plaza de Luxemburgo de Bruselas, este jueves.

Javier Fatás, junto a una bandera de Aragón en la plaza de Luxemburgo de Bruselas, este jueves. / Servicio Especial

La jornada ha sido intensa en Bruselas. Los manifestantes quemaron neumáticos durante horas para denunicar «la incoherencia de las políticas europeas» el mismo día en el que los jefes de Estado y del Gobierno de los 27 países que forman la UE se reúnen de forma extraordinaria en la capital comunitaria para discutir el paquete de ayudas a Ucrania.

Los vehículos comenzaron a desplegarse en la ciudad durante la noche del miércoles al jueves y congregaron en la plaza de Luxemburgo, al lado del Parlamento Europeo. Los agricultores también han tirado de petardos, han encendido hogueras y han desplegado pancartas con mensajes contra los acuerdos con Mercosur o 'Esta no es la Europa que queremos' o 'Agricultura en peligro'. Los representantes del sector agrario llegaron a quemar la estatua del industrial de origen británico, John Cockrill, responsable de abrir en Bélgica importantes acerías en el siglo XIX. También lanzaron huevos contra la fachada del edificio del Parlamento Europeo.

Allí reinó la unidad de los trabajadores del campo, pese a que algunos Gobiernos pretenden desviar el tiro. El primer ministro francés, Gabriel Attal, acusó a los agricultores españoles e italianos de ejercer una «competencia desleal» en los productos que venden sus productos en Francia por el uso de «ciertos productos (fitosanitarios) que los franceses no podéis usar y ellos sí».

La afirmación, que buscaba descentrar el objetivo de las protestas, no tiene ningún sentido para un aragonés responsable de las Relaciones Internacionales de la Unión de Pequeños Agricultores, José Manuel Roche. El pasado miércoles asistió «Dije que no teníamos que hacernos daño con esas declaraciones porque simplemente no son verdad. Nadie se puede salir del tiesto de los fitosanitarios permitidos por la UE, así que supongo que el primer ministro buscaba desviar el tiro mediático», apunta Roche. «Algunos problemas de los franceses son diferentes a los nuestros, pero el grueso de ellos son comunes y endémicos a todos», señala, en referencia a los altos costes de producción, la elevada carga burocrática y las políticas medioambientales. 

Los agricultores europeos señalan que es imposible competir en precio con países extracomunitarios como Marruecos o naciones de América Latina que no tienen que cumplir con los mismos estándares en su producción que ellos. En ese sentido, los trabajadores del campo defienden que son necesarias las cláusulas espejo para las importaciones extracomunitarias que obligue a respetar los mismos estándares que tienen que cumplir los productos agrícolas europeos.

Según el responsable de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Bruselas, José María Castilla, unos 1.500 tractores y entre 2.000 y 3.000 agricultores participaron en las acciones de este jueves, aunque la policía los dispersó «en el último momento», según ha explicado Castilla en declaraciones a la agencia EFE. Todos los agricultores, pese a proceder de distintos países, piden lo mismo, según el representante de Asaja. «Aunque a la gente le sorprenda, esto es un problema europeo, aunque nos hayan querido vender que esto es una competencia desleal europea entre los agricultores. Es mentira», subrayó.

Reivindicaciones "en parte legítimas", dice el primer ministro belga

A su llegada a la reunión de líderes, el primer ministro de Bélgica, el liberal Alexander de Croo, afirmó que considera «en parte legítimas» las quejas de los agricultores porque han hecho ya «muchos esfuerzos» para adaptarse a la transición ecológica y se debe garantizar que «reciben precios justos» por sus productos.

Por su parte, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en cuyo país los agricultores protagonizan ya desde hace días importantes protestas, también adelantó en víspera de la cumbre su intención de elevar la cuestión agrícola a la discusión de los 27, con elementos añadidos como el impacto de los acuerdos comerciales con terceros. Macron rechaza de plano el pacto de libre comercio que la UE y Mercosur tratan de cerrar y presiona para que cesen las conversaciones, lo que choca con los intereses de otros socios como España, para quien este acuerdo es una prioridad.

En un intento por calmar los ánimos de los agricultores y a pocos meses de las elecciones europeas de junio, la Comisión Europea ofreció el miércoles aplazar un año la obligación para los agricultores de reservar una parte de las tierras de cultivo a barbecho para recibir parte de los apoyos de la Política Agraria Común (PAC). Para poder acogerse a esta flexibilidad, no obstante, los productores deberán reservar una parte de sus tierras a otros cultivos beneficiosos para la salud del suelo. Pero junto a estas medidas es probable que la Unión Europea también prorrogue un año la exención de los aranceles a las importaciones de productos agrícuolas de Ucrania y Moldavia, una cuestión que ha puesto en pie de guerra a los agricultores de Polonia y Eslovaquiva.