La Fundación Santa María de Albarracín ha acondicionado la Sala Capitular de la Catedral como almacén selectivo de bienes muebles ya catalogados. El suelo de madera que tenía la sala, comido por la carcoma y, en un espacio concreto, también por alarmantes termitas, ha sido sustituido por un pavimento de barro artesano, en armonía con el conjunto de la catedral, y con el que seguramente pudo tener en su origen. Estos trabajos se desarrollaron en el año 2021.

Además, se ha instalado un nuevo sistema eléctrico y equipamiento mueble. Con anterioridad, también se había equipado con los pertinentes muebles estantes y mesas con conectores eléctricos móviles, similares a los utilizados para almacenaje y trabajo distante en general. Esta dotación se ejecutó entre los años 2021 y 2022.

Se ha llevado a cabo un "tratamiento por anoxia" de todos los bienes a clasificar. Puesto que esta sala capitular va a ser definitivamente el almacén selectivo de la Catedral, es muy conveniente que aquellos bienes que vaya a contener estén limpios de xilófagos y cualquier otro "parásito" que vaya asociado a los mismos. Es por esta razón que hubo que realizar dos campañas de anoxia, en los años 2021 y 2022, abordadas por la empresa Anticimex, en colaboración con la fundación. En general, este tratamiento por anoxia consiste en la eliminación de todo tipo de parásitos mediante la acumulación de los bienes a tratar en un gran embolsamiento, del que se extrae el oxígeno durante un largo periodo de tiempo.

Asimismo, se ha realizado la catalogación e inventario parcial de bienes. Durante este año 2022, se han catalogado en total 300 bienes, con la ayuda de la empresa IVVIS Gestión, experta en este tipo de trabajos.

Este trabajo debería continuar en los próximos ejercicios para homogeneizar los bienes expuestos en el Museo Diocesano, y quizás también en la Catedral. Ello se ha realizado pensando en la previa disposición mueble de este almacén de la sala capitular de la catedral, atendiendo a ser posible los bienes ya restaurados y pasados por el tratamiento de anoxia inicial, explicada previamente.

La Fundación ha llevado a término la instalación ordenada y definitiva de los bienes inventariados. En atención a este inventario y siguiendo un orden lógico, el equipo de técnicas del Centro de Restauración de la fundación lleva bastante tiempo trabajando en la conservación preventiva de la mayoría de los bienes almacenados y también en su disposición definitiva siguiendo el orden preestablecido.

Entre los trabajos de conservación desarrollados se ha abordado la adecuación de 120 perchas y fundas de tela neutra, para toda la colección textil de la catedral --capas pluviales, casullas, ternos--.

Después se disponen, definitivamente, en el lugar y el orden que recoge el inventario de dicho almacén. Esta exhaustiva localización de bienes se ha aplicado a todo el patrimonio recogido en el almacén, aunque en el caso de numerosas pinturas, especialmente óleos, han sido previamente embalados en papel especial, referenciando en su exterior las siglas recogidas también en el inventario.

Pasillo de entrada

En el pasillo de entrada a esta sala capitular-almacén se ha dispuesto alguno de los bienes más destacados del patrimonio catedralicio: mientras a la izquierda se ha reinstalado el impresionante altar de plata de la catedral, del siglo XVIII, a la derecha de esta entrada, se ha colgado el formidable lienzo de la muerte de San José y el armario del archivo musical de la catedral, con el orden preestablecido por el padre José María Muneta.

Con la reglamentación de este necesario almacén se consigue una adecuada puesta en orden de su impresionante legado mueble, estableciendo el método de clasificación idónea para seguir en el proceso de restauración continuo que desarrolla la fundación, especialmente con los Cursos Superiores de Restauración y Conservación de Bienes Muebles.

Según han subrayado desde la Fundación, además de restaurar las piezas pendientes, en estos momentos ya se sabe dónde y cómo deben depositarse ordenadamente los bienes restaurados. Se trata de "un cambio rotundo", ya que antes varios rincones de la catedral y del bajo coro, e incluso el Palacio del Obispo, se utilizaban como almacenes.