María de Ávila, la gran dama de la danza clásica en España fallecida el pasado jueves a los 94 años, ha sido enterrada este mediodía en el cementerio Torrero de Zaragoza, en un acto celebrado en la más estricta intimidad por deseo de la familia.

Con una salud muy frágil desde hace unos años, esta gran artista, que fue primera bailarina del Teatro del Liceo con 19 años, falleció en la capital aragonesa, acompañada de su hija, Lola, y de sus nietas.

María de Avila nació en Barcelona en 1920 y desde hace más de sesenta años vivía en la capital aragonesa, donde creó una escuela de danza en la que se han formado algunos de los bailarines españoles más reconocidos en el mundo.

Durante estos días ha recibido el reconocimiento de los profesionales españoles de la danza y de las autoridades aragonesas, como el alcalde de Zaragoza, quien en un articulo ha elogiado a la bailarina y maestra, que ha contribuido a que la ciudad se haya identificado "para siempre con la máxima expresión de calidad de la danza".

Su hija, Lola de Ávila, ha dicho que "la danza en España, sobre todo la clásica, tiene el nombre de María de Ávila", por cuyas clases pasaron Víctor Ullate, Ana María de Gorriz, Cristina Miñana, Arantxa Argüelles, Ana Laguna, Trinidad Sevillano, Muriel Romero o Antonio Castilla, entre otros.

El coreógrafo y bailarín Victor Ullate (Zaragoza, 1947) ha reconocido que María de Avila ha sido "como mi madre. Gracias a ella estoy donde estoy", porque "me dio una base muy sólida" para poder entrar en el Ballet del siglo XX de Maurice Béjart, uno de los más reconocidos del mundo.

El próximo lunes, 3 de marzo, se celebrará el funeral publico por su fallecimiento en la basílica de San Engracia, ubicada en el centro de la capital aragonesa, muy cerca de su domicilio familiar.