A LAS 22.30 HORAS

Tulsa (actúa en Las Armas): "Cuando pasa el tiempo las canciones que escribiste pasan a ser de otra"

La artista ofrece un concierto este jueves en Zaragoza junto a alumnos del Liverpool Institute for Performing Arts

Miren Iza actúa este jueves en Zaragoza, en Las Armas.

Miren Iza actúa este jueves en Zaragoza, en Las Armas. / Irving Studio

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Miren Iza, de nombre artístico Tulsa, viajó hace unos meses al Liverpool Institute for Performing Arts para trabajar junto a alumnos de esa prestigiosa escuela fundada por Paul McCartney y preparar una minigira por España con un repertorio cuidadosamente seleccionado. Este jueves, junto a esos músicos, lo interpreta en Las Armas (22.30 horas).

–¿Cómo afronta esta sorprendente gira?

–Con expectación nerviosa, con muchas ganas porque es algo muy irrepetible y único para mí también, así que sí, con nervios y ganas.

 –¿Cómo fue su experiencia en el Liverpool Institute for Performing Arts?

–Una experiencia muy enriquecedora. También sabía que me iba a poner en un sitio que no es el más cómodo para mí, porque es un sitio de llevar a buen puerto una banda de diez personas desconocidas, mucho más jóvenes que yo y que no me conocen ni saben qué es Tulsa ni de lo que hablo. Era una situación demandante y un reto.

 –¿Cerrado con éxito?

–Me he dejado contaminar e intoxicar para bien por lo que la ciudad supone y con la confianza de que se me pegue algo de los Beatles. Imagino que todos los músicos vamos con ese fantasma, nos pegamos a los muros intentando que se pegue algo.

 –Habla de reto pero ¿qué le han aportado esos jóvenes a sus canciones?

–Me ha permitido observar las canciones con distancia y me han parecido bien, cosa que no las tenía todas conmigo porque he rescatado canciones muy viejas. Vamos a hacer un repaso por todos los discos y estoy conforme porque es como si las hubiera escrito otra señora.

 –¿Eso sucede?

–Sí, cuando pasa el tiempo las canciones que escribiste pasan a ser de otra. Cuando las escribes estás viviendo una cosa que es de hace 15 o más años. De hecho, casi la persona que escribe esas canciones está más cerca de esos chavales que las van a tocar ahora. Además, he rescatado algunas que me parecía que podían cuadrar con la formación instrumental que tienen ellos, tres vientos, coristas,... Cosas muy novedosas para mí y les he dado la vuelta en ese sentido. Habrá cierta cercanía porque son canciones que en su momento escribí de forma muy visceral con una edad muy parecida a la suya.

 –¿Se lo tomó como un juego?

–Intento que todo tenga ese punto, no se puede mantener todo el rato ahí porque luego tienes que bajar un poco a tierra pero les he dejado que me lleven un poco ellos. Les mandé una idea de repertorio que por sus gustos he cambiado un poco porque quiero que ellos vibren también con lo que tocaban. Es decir, les he dejado ganar terreno, eso es lo importante en la música.

 –¿Cómo se hace para cantar canciones tan emocionales de hace 15 años que ha compuesto alguien diferente a lo que es ahora?

–Intentando conectar con aquello. Es como un ejercicio actoral, conectas con aquel residuo que aún está de aquella experiencia, de aquella que eras y la traes a escena. Es un juego actoral.

 –Tiene una carrera muy larga y cuando empezó en esto de la música, esto era otra cosa, ¿no cree?_

–Todo va cambiando y es muy bonito verlo cambiar. También es muy importante mantener tu propio camino porque como te dejes llevar demasiado con otras cosas… Yo vengo del indie underground, de hacer las cosas de una manera muy independiente y ahora casi ni se lleva eso, se busca de manera mucho más clara el éxito comercial. Antes a veces incluso se rehuía hasta cierto punto. Eso que parece una tontería, cambia toda la forma de enfrentarte a la música, desde la gente que te rodea, la oficina… Esa decisión afecta a todas las demás. Como yo sé dónde estoy cómoda no me importa mucho lo que pasa alrededor aunque me gusta mucho observarlo y analizarlo.

 –¿No cree que términos como indie o pop se han pervertido?

–Más que pervertido, yo hablo más de resignificación, las palabras cambian según los tiempos. En un momento dado me puede molestar pero como es tan bonito que todo mute y no permanezca estático, me gusta, me parece interesante.

 –Acaba de lanzar un nuevo ‘single’, ‘No quiero hacer historia’, ¿es una declaración de intenciones?

–Este disco habla de un personaje pero este se nutre de cosas que me pasan a mí. Esta reflexión yo la he tenido y es una sentencia muy profunda mía, no me interesa dejar una huella más allá de hacer mis canciones y mis discos porque eso te esclaviza mucho. Te lleva a sitios que yo lejanamente he podido atisbar pero no me siento cómoda, no me siento en casa. Estoy muy bien cómo estoy.

 –¿Por qué no ha dado el gran salto en la música?

–En terapia te dirían que debe de ser que algo no he querido desarrollarlo del todo. Es una posición un poco dura la de tener ese éxito tan grande, a ver, es muy guay llegar a un sitio y que esté todo vendido y es un sufrimiento vender muy pocas entradas, eso es una mierda. Es un equilibro difícil de lograr. Me gustaría que haya una continuidad pero eso depende de las ganas, las ideas y la creatividad de cada momento y luego que económicamente el proyecto se pueda sostener y para eso necesitas vender de manera estable. Lo de tener una fama no sé cómo la gente lo puede gestionar porque me parece algo que es durísimo.

–¿Echa algo de menos en su vida en la música?

–Echo de menos que las cosas fueran más fáciles, más sostenible.

–¿Sigue ejerciendo de psiquiatra?

–Sigo, pero un poco con menos intensidad. Tampoco creo que sean tan diferentes los dos mundos, mi música es muy de historias, de narrativas, cada vez lo veo menos lejano, ya lo tengo integrado. Hubo una época en que estaba muy disociado, eran dos personas distintas pero ahora con muchos pacientes hablo de la faceta musical.

 –Cuéntenos algo del concierto de Zaragoza.

–Voy a hacer un repaso por mi trayectoria porque me apetecía oír canciones antiguas en manos de esta nueva generación y con orquestación diferente.