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Mujeres combatientes

El 4 de marzo de 1786 nació en Barcelona Agustina Zaragoza Doménech, conocida por su apelativo de Agustina de Aragón

'La defensa de Zaragoza' (1862), obra de Miguel Navarro.

'La defensa de Zaragoza' (1862), obra de Miguel Navarro. / SERGIO Martínez Gil HISTORIADOR Y CO-DIRECTOR DE HISTORIA DE ARAGÓN

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

Sin duda, Agustina de Aragón es la heroína de los Sitios de Zaragoza más conocida de todas aquellas, que fue una gran mayoría, que participaron de una forma u otra en el sostén de la defensa de la ciudad durante los dos brutales asedios a los que fue sometida por las tropas napoleónicas en el verano de 1808 y en el invierno siguiente. Agustina llegó a la capital aragonesa poco tiempo antes del inicio del primer sitio siguiendo a su primer marido, Juan Roca Vilaseca, que era cabo segundo del Primer Regimiento del Real Cuerpo de Artillería y al que el devenir de los acontecimientos le lleva a la capital aragonesa.

Allí se encuentran al poco con una ciudad que se levanta en armas y que da el poder como Capitán General de Aragón a José de Palafox, algo que termina atrayendo a las tropas francesas acantonadas en Pamplona para someter el territorio aragonés y, especialmente, la ciudad de Zaragoza, pues con ella se podía controlar en gran medida todo el valle medio del Ebro. En ese primer sitio se hizo famosa Agustina, quien se dedicaba a llevar a primera línea de fuego en la puerta del Portillo alimentos, agua y suministros a los defensores. Pero en una ocasión, al llegar se encontró con que todos los defensores de la zona estaban muertos o heridos mientras los franceses se acercaban para tomar esa puerta y acceder al interior de la ciudad. Con el cañón cargado y listo para disparar, Agustina hizo fuego y con esa acción consiguió poner en fuga a los atacantes y evitar la caída de la posición.

Pero como decía al comienzo, este quizás fue el caso que con el paso del tiempo se hizo más famoso, pero no fue ni muchísimo menos el único. Las condiciones en las que se encontraban un Aragón sin apenas tropas profesionales y una Zaragoza que no contaba apenas con fortificaciones dignas de tal nombre, hicieron que a pesar de los intentos de Palafox y de otros militares por frenar el avance napoleónico hacia la ciudad, esta se acabara convirtiendo en un baluarte en sí mismo, sostenido por sus endebles tapias y murallas y sobre todo por su propio casco urbano y su población.

Monumento a Agustina de Aragón y las heroínas de Los Sitios, en la plaza del Portillo de Zaragoza.

Monumento a Agustina de Aragón y las heroínas de Los Sitios, en la plaza del Portillo de Zaragoza.

Los Sitios de Zaragoza, con esa lucha casa por casa y habitación por habitación, especialmente en el segundo asedio, fue un preludio de lo que vendría más tarde en la guerra moderna o guerra total, en la que los objetivos militares ya no serían sólo los ejércitos enemigos, sino la toma de posiciones, ciudades y el ataque al ámbito civil. Y si estamos hablando de guerra total, aquí las mujeres tuvieron un papel clave.

Igual que se había hecho en otras ocasiones en otros lugares, las mujeres participaron desde el principio en el esfuerzo de guerra, especialmente con esas labores de avituallamiento muy peligrosas cuando tocaba acercarse a la primera línea de combate. Pero el caso de Zaragoza es excepcional, pues no sólo mantendrán ese mismo papel, sino que además enseguida vemos cómo empiezan a luchar también en primera línea y con el fusil en la mano. Y es que el caso de Agustina, que parece que se haya destacado por ser algo excepcional, fue la norma durante los asedios napoleónicos de la capital aragonesa. Y eso es realmente lo excepcional, pues a pesar de ser unos hechos tremendamente trágicos y espeluznantes, situaciones como esta fueron las que pusieron su granito de arena para ir sorteando, muy poco a poco, eso que ahora denominamos brecha de género.

Llegada al Ayuntamiento de Zaragoza de los restos de las heroínas de Los Sitios, el pasado mes de septiembre.

Llegada al Ayuntamiento de Zaragoza de los restos de las heroínas de Los Sitios, el pasado mes de septiembre. / Jaime Galindo.

El caso zaragozano es el primero o uno de los primeros del mundo en el que conocemos tantos casos de mujeres y no sólo algunas excepciones. Además de la figura de Agustina conocemos otros casos, como los de Casta Álvarez, María Agustín, la condesa de Bureta, la madre Rafols o Manuela Sancho. Pero estos son los nombres más conocidos, y lo cierto es que fueron cientos y miles las mujeres que saltaron esa brecha de género para defender el país, la religión y al rey según esas proclamas propagandísticas de Palafox, sí, pero sobre todo a su ciudad, sus casas y a sus familias. Y es que, literalmente, la vida les iba en ello.

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