En el nombre de Fernando Bolea

Era lo que más le gustaba, su pasión y uno de sus pilares de su vida, el balonmano. Y Fernando Bolea hizo mucho por su amado deporte, y más todavía si cabe en Aragón. Nunca hubiera pedido nada a cambio por todo lo que aportó para su crecimiento, pero este domingo en Zaragoza, el balonmano le pudo devolver una porción pequeñita de todo lo que él dio.

El Casademont Zaragoza y el Bada Huesca rindieron homenaje a Fernando Bolea con un partido amistoso que sirvió para recordar su figura y para ayudarle económicamente a él y a su familia para costear los gastos derivados de la enfermedad que sufre, alzhéimer.

No pudo estar Fernando físicamente en el pabellón por su delicado estado de salud, pero sí que se sintió su presencia. Antes de comenzar el duelo, su mujer, Cristina Ortega, saltó al centro de la pista para recibir una calurosa ovación de las más de 500 personas que se dieron cita en el Siglo XXI y un obsequio del Casademont, entregado por Pablo Hernández, su presidente.

En lo estrictamente deportivo, el encuentro sirvió para volver a ver a un equipo de la Liga Asobal en la capital aragonesa, precisamente el ansiado anhelo por el que se fundó la sección de balonmano del Casademont. En un partido en el que, debido a la singularidad de la ocasión, brillaron más los ataques que las defensas, pronto se pudo ver la diferencia de categoría entre los dos equipos. Los oscenses cogieron rápidamente una renta de 7 goles que los zaragozanos, a base de garra y coraje, consiguieron rebajar hasta el 14-19 con el que se llegó al descanso.

La segunda parte comenzó pareja pero a medida que el cansancio iba apareciendo, el Bada Huesca fue aumentando la ventaja en una segunda parte en la que se pudieron ver grandes jugadas y un alto ritmo que provocó que el marcador final se fuera hasta un anecdótico 29-42.

De esta manera el Bada Huesca pudo probarse y Nolasco buscar soluciones para encontrar la regularidad necesaria para cuando se reanude la competición en febrero tras el parón inicial. Por el contrario, para el Casademont fue un partido que le servirá de aprendizaje en su camino por devolver el balonmano de élite a Zaragoza. Seguro que es lo que Fernando Bolea querría.

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