La montaña en Aragón

'Encordadas’ a la igualdad

Calcena multiplicará su población entre el 15 y 17 de septiembre con la llegada de 200 escaladoras al mayor encuentro nacional en femenino con trepadas, charlas y sororidad 

El buen ambiente es la clave del éxito de ‘Encordadas’.

El buen ambiente es la clave del éxito de ‘Encordadas’. / ISUELA VALLEY

Sergio Ruiz Antorán

Sergio Ruiz Antorán

Estar juntas. Sentir. Compartir. Aprender. Liberarse. Animarse. Disfrutar. Apoyarse. Estos, podrían ser otros, siempre abiertos, recíprocos, nunca cerrados, son verbos que salen de sus bocas al explicar qué es Encordadas. Si andamos por la superficie describiremos el mayor encuentro de escaladoras que se celebra en España. Si vamos profundizando se decepcionará aquel que busque grandes manifiestos a los que atacar desde su trinchera de odio. Porque esta reunión en femenino es la más absoluta expresión de la normalidad, una jornada de escalada de ellas, organizadas por ellas, donde 200 mujeres se atarán una cuerda única para subirse por las paredes, porque es lo que les gusta, lo que comparten. Sin más.

Será entre el 15 y el 17 de septiembre y en Calcena, un pueblecico de la Comarca del Aranda de 74 habitantes censados. Por ellas recuperará por un fin de semana la población que tenía en los años 60. Por ellas y su amor conjunto por la escalada. Por ellas y su deseo de tener un espacio propio, de dejar de ser aquellas que acompañaban al novio, al hermano, al amigo, para ser ellas, escaladoras. 

Encordadas es simplemente «un espacio donde juntarnos, como puede ser un grupo de amigas que salen juntas, para mostrarnos que no estamos solas, donde ayudarnos unas a otras, donde te ves con gente una vez al año o conoces a compañeras nuevas de otro punto del país con las que luego vas a escalar. Es un intercambio brutal de todo, de formas de pensar, de sentir, dispuesto simplemente a escuchar en el respeto, donde todo fluye por esa misma pasión por la escalada, donde estamos a gusto», describe desde lo profundo Luisa Figueroa, una de las organizadoras.

Es un encuentro con y no contra. Salvo la cena del sábado y el sorteo de material, propiciado por las marcas patrocinadoras Camp, Rab y Korda’s, el resto está abierto a todos, hombres y mujeres, locales y foranos. «Que necesitemos un espacio, algo sano, no significa que estemos apartando a los hombres, o somos de otra raza, que seamos sexistas o separatistas», recalca Luisa, como aplaude la colaboración de sus compañeros escaladores en tareas como el montaje o el aporte de ideas en frío a la conclusión.

Ella recuerda cómo nació todo. De un típico «¿y por qué no?» en una quedada cualquiera. Animadas por el ejemplo pionero de las navarras de Neskalatzaileak en Morata de Jalón se pusieron manos a la presa en 2019. Cinco años después atraen a escaladoras de Euskadi, Cataluña, Madrid, Cádiz... o «Vigo, desde donde viene una chica sola. Ese es el gran logro, que una mujer no tenga miedo de venir con su furgoneta sola, poder valorar que hay mujeres que escalamos. Cuando yo empecé a ir a Rodellar hace veinte años éramos cuatro gatas. Ahora es un mundo más igualitario», alude Luisa, que marca el apoyo recibido por el Ayuntamiento de Calcena y la Comarca del Aranda.

El programa de este año se compone de salidas de iniciación, charlas y momentos más festivos como el concierto de la DJ Vulvas Sound System. Habrá dos ponencias: un taller sobre Salud del Suelo Pélvico impartido por Ainhoa Velasco, del colectivo WeWomen Community, y la proyección del documental biográfico Women on the wall, con la presencia de su protagonista, la hispanovenezolana Francis Guillén. El domingo habrá una sesión de yoga aplicado a la escalada de la mano de Sonia Gracia (Escalada Asana) y un mercado de productos locales.

Contra la despoblación

Detrás de Encordadas está la Asociación Isuela Valley, un grupo motor con unos 80 socios, casi paritario en género, que impulsa la escalada en esta zona limítrofe con Soria. Han logrado grandes avances desde que en 2020 se pusieron al lío. Han reequipado las vías abiertas en el lugar hace treinta años, cambiado chapas oxidadas, donado material, coordinado y controlado con las instituciones y los forestales nuevas aperturas, limpiado caminos, promocionado el lugar y editado una guía que ha agotado sus mil ejemplares. En ella incluyen más de 500 vías desde quintos a octavos repartidas por varias decenas de sectores con muros técnicos con gotas de agua o conglomerados de buena adherencia.

Y han conseguido algo más importante. Darle una oportunidad sostenible a un rincón interior azotado por la despoblación. Por ejemplo, la agencia de guías Cara Oculta ha establecido como base este territorio. De ello se beneficia el albergue «que estuvo mucho tiempo cerrado y ahora acoge a muchos escaladores, ha abierto un área para autocaravanas, da servicio de duchas y puesto en marcha una pequeña tienda», indica Luisa Figueroa. 

Ella personifica esta oportunidad. Tiene casa en Pujorrosa, que con Trasobares conforma el triángulo de acción de muchos escaladores que se han establecido o, al menos, suben cada fin de semana, «aunque en el pueblo aún nos ven como esas que suben paredes como cabras», bromea. Unas cabras muy cuerdas y bien encordadas a un cambio imparable.