La montaña en Aragón

La altura de los prejuicios

Nueve mujeres de más de 40 años se medirán al exigente Aconcagua (6.962 metros) en un reto deportivo, personal y social para demostrar que las barreras se disuelven con empoderamiento y valentía

Marta Alejandre, primera aragonesa con un ‘ochomil’, será la guía de un intento programado en enero

La expedición fue presentada este viernes en el Palacio de Congresos de Jaca durante las Jornadas Mujer y Montaña que organiza Adebán.

La expedición fue presentada este viernes en el Palacio de Congresos de Jaca durante las Jornadas Mujer y Montaña que organiza Adebán. / MONTAÑERAS ADEBÁN

Sergio Ruiz Antorán

Sergio Ruiz Antorán

Porque en esta expedición la barrera real no es solo los 6.962 metros del Aconcagua sino la superación de una más elevada, aquella que se eleva frente a las mujeres maduras en el deporte. Derribarla empuja a estas nueve mujeres de más de 40 años a medir sus fortalezas ante el mayor coloso fuera de Asia, ante una reivindicación de verdad por todas, de igualdad, de sí se puede, de referencia para otras, un reto deportivo, personal y social para quitar esas injustas piedras de la mochila que crían en las cabezas de los cavernícolas. 

El Aconcagua es simplemente una cota más en la cordillera de empoderamiento de la mujer que es esencia de la maternidad de Montañeras Adebán, ese club femenino que ha trascendido fuera de Aragón. Ahora hasta Argentina en enero y este fin de semana en sus Jornadas de Mujer y Montañas de Jaca.  

Marta Alejandre: «Para ellas es un reto deportivo. Para mí es profesional. Yo ya estuve en el Aconcagua en 2006, pero nunca he llevado un grupo tan grande hasta tan arriba»

Hace dos años que entraba en sus sueños acometer una liada mayor. Del contacto esencial y jaqués de Aragón Aventura, es decir, de los hermanos Garrido, manó la posibilidad de ir al techo americano. La métrica concordaba. La cordada la capitaneará otra mujer: Marta Alejandre, conocida por ser la primera aragonesa en subir un ochomil y reconocida por una carrera de 17 años como guía de media montaña. «Para ellas es un reto deportivo. Para mí es profesional. Yo ya estuve en el Aconcagua en 2006, pero nunca he llevado un grupo tan grande hasta tan arriba», asume la aragonesa.

En el proyecto hay distintos semblantes y procedencias. Aragonesas, vascas, valencianas y una catalana y otra madrileña se van a juntar. Todas han subido, como mínimo, algún 5.000. Y todas tienen más de 40 años. Las distancias de residencia no les permite llevar una preparación conjunta. Pero ninguna para, en grupitos o en solitario. «Yo les he dicho que intenten, al menos, terminar el verano sin que subir dos mil metros de desnivel en el Pirineo les suponga un cansancio tremendo», indica Alejandre.

Hasta de 74 años

Amelia Bella sigue a rajatabla esa indicación. Con 74 años será la más veterana. La conocimos hace un tiempo en esta página. Mujer de paz, su sombra protegerá a Elena Elipe (56 años), Elena Julián (56), Carmen González Meneses (56), Ana Bravo (53), Astrid García (53), Maite Pariente (51) y Cristina Izquierdo (43). Cada una con su historia y sus circunstancias. No podemos profundizar en todas. Sí, en algunas.

La valenciana Carmen González Meneses se subió a las montañas como tantos, siguiendo al amor, con el pelaire Javi, «mi marido supermontañero», con muesca en el Everest. Y a él se enganchó y al alpinismo. Y a la vida. Porque ni el cáncer le bajó de ella. En 2013 pasó por una mastectomía y al año siguiente andaba, como compromiso familiar, para el Mont Blanc. «Nos entró una tormenta y renuncié. Lo subí a la segunda». Y desde entonces mira hacia arriba. Su lista de conquistas es amplísima, tanto que «el Beithorn Occidental es como el patio de mi casa». Unos treinta cuatromiles, unos cuantos cincomiles y algún seismil «bajito como el Huayna Potosí», dice. Normalmente en invierno, con la seguridad que le dan los crampones y el piolet que echará de menos en el Centinela de Piedra, «porque en pedreras me resbalo y el Aconcagua es una pedrera enorme», remarca la adebana.

Eso y la altura es su mayor compromiso, más porque «no sé el comportamiento de la prótesis y el fino tejido mamario ante la presión y congelaciones», por lo que su ejemplo será doble referencia. «Para mí es un reto en autonomía brutal. Espectacular porque supera el límite de mis miedos». 

Si están por twitter quizá la conozcan. Maite Pariente cuelga las fotos de sus ascensiones por todo el planeta. Es catalana de lunes a viernes y pirineísta aragonesa los fines de semana. Profesora de matemáticas, entre clases y exámenes, lleva doce años siendo una alpinista autodidacta. Así ha hollado cumbres en Nepal, Atlas, Perú, Bolivia, Caucaso… «Aunque haya mujeres que hacen montaña de nivel, cuando vas de expedición fuera somos pocas en relación a lo que debería», indica. 

Le faltó poco para unirse al carro del Akon - Kahuak. «No es una montaña técnica pero me apetece ir con ese grupo y el aliciente de la aclimatación, de subir y bajar el equipo, de la altura». Y como siempre transmitirá sus hazañas por las redes y, en privado, a la zagalería de la que es tutora en un instituto de Manresa «porque enseño mates y valores y es una forma de mostrarles que todos podemos luchar por nuestros sueños. A ellos les gusta seguirme».

Salvo varias empresas locales y el Ayuntamiento de Jaca, sorprende que ninguna institución o marca apoye este proyecto. Llevarán la bandera jaquesa y deberían llevar la aragonesa

Será una expedición de mujeres. «Habrá una segunda guía argentina y si tenemos que contratar porteadoras serán mujeres», remarca Alejandre. Atacarán al Centinela con sigilo, subiendo y bajando de Plaza de Mulas a Nido de Condores y luego a Cólera, de un campo a otro tras una larga caminata de aproximación desde Penitentes y aclimatando en Cerro Bonete (5.004). 

Madres y abuelas, que ya no cargan con hijos mayores o sin ellos y con suficiente solvencia económica, un listón que no todas pueden superar. Porque, salvo varias empresas locales y el Ayuntamiento de Jaca, sorprende que ninguna institución o marca apoye este proyecto. Llevarán la bandera jaquesa y deberían llevar la aragonesa. Llevarán dentro la de todas las mujeres y la de todos, ellos y ellas, que creen y quieren la igualdad.