Emilio de Villota y el bólido de una vida

El expiloto y creador del primer equipo español en Fórmula 1, Iberia Airlines, expone en el Mobility City de Zaragoza el Lyncar con el que obtuvo el pase para correr un Gran Premio en 1977

Emilio de Villota posa apoyado en el Lyncar F1 con el que corrió en los años 70.

Emilio de Villota posa apoyado en el Lyncar F1 con el que corrió en los años 70. / Andreea Vornicu

David García Arlegui

David García Arlegui

Antes de los Fernando Alonso, Carlos Sainz, Pedro de la Rosa y un amplio abanico de nombres que han representado al deporte español en la competición más popular de automovilismo a nivel internacional, un piloto actuó como precursor en los años 70 en la Fórmula 1 y abrió el camino que después seguirían otros corredores hasta tocar la cima con el bicampeonato obtenido por Alonso en 2005 y 2006.

Emilio de Villota tiene ahora 77 años y ha visitado este jueves el Mobility City de Zaragoza, donde se expone el Lyncar F1 que transformó su carrera y con el que obtuvo, en 1976, el billete para competir en la Fórmula 1. «Me gustaría que esto no fuese la presentación de un coche y un piloto, sino la historia romántica que encierra la imagen de lo que veis aquí», comenzaba exponiendo de Villota respecto a su Lyncar.

En una época en la que tuvo que apostar sus ahorros a la compra de un Lotus Super Seven con el que empezó a correr, el expiloto encontró el coche que le cambiaría la vida por sorpresa. «Nos dirigimos a Inglaterra para adquirir un Fórmula 2 que nos permitiera correr el Campeonato de Europa en España», ha relatado. «Esa modalidad era la más asequible dentro de nuestras posibilidades económicas», ha recordado.

Sin embargo, la compra se torció por completo una vez arribó junto al italiano Giuseppe Risi a las islas. «La persona a la que íbamos a comprarle el Fórmula 2 nos dice que ha venido una persona a la que se lo ha vendido», ha continuado de Villota. «Se dio la circunstancia de que, en ese mismo momento, vimos un anuncio en la revista Autosport de un coche conducido por John Nicholson», ha narrado. Nicholson era un piloto e ingeniero neozelandés que había participado en el Gran Premio de Gran Bretaña en 1974 y 1975, y el automóvil en cuestión era un monoplaza de la escudería británica Lyncar. «Era un coche único que se hizo para debutar en el GP de Inglaterra. Tras una serie de participaciones con él, este anuncio aparece de repente en la revista Autosport», ha dicho.

«Nos quedamos sorprendidos porque no sabíamos cómo era posible que un Fórmula 1 se vendiera», ha rememorado. «Risi llamó a ese teléfono para interesarse si era cierto que estaba en venta. Respondieron que sí y cogimos un tren hacia el norte. Nos vinieron a recoger y nos llevaron a una granja a las afueras de una ciudad», ha explicado de Villota, que allí encontró el monoplaza que transformaría su carrera profesional. «En una nave con puertas de madera, nos encontramos con una locura de coches de carreras. Preocupados, le preguntamos al vendedor cuál era el automóvil», ha indicado. «Nos dijo ‘este es el chasis, ahí están los neumáticos y, allá, la caja de cambios’. Alterados y sorprendidos, le contestamos ‘¿pero este coche anda?’», ha continuado relatando el expiloto, que probó por primera vez el bólido quince días después en la meca del automovilismo inglés: Silverstone.

«Allí, nos dirigimos al paddock. Estaba lloviendo y ni siquiera lo habían tapado. Para nosotros, un Fórmula 1 era una cosa sagrada», ha recordado el que entonces era un piloto de escasa experiencia y que tuvo, en ese momento, su primera ocasión de subirse a un automóvil así. «Solo pensaba en hacer los cambios bien para que los ingleses no pensasen ‘este dominguero español no sabe ni cambiar’», ha narrado.

El billete para la Fórmula 1

Finalmente, su experiencia le llevó a comprar un coche que ahora está en el Mobility City de Zaragoza y con el que se ganó su derecho a participar en un Gran Premio de Fórmula 1. «Nos inscribimos en un Campeonato de Fórmula 5000 que admitía coches como este y logramos un quinto y un sexto puesto», ha afirmado. «Todo iba fenomenal. Hicimos unas carreras muy apasionantes con él», ha rememorado.

Sus actuaciones con el Lyncar le bastaron para obtener una superlicencia de competición en la Fórmula 1, obligatoria en aquel momento para poder correr a tan alto nivel. Un año después, en 1977, de Villota realizó su debut en casa, en un Gran Premio de España donde obtuvo una decimotercera posición con su propio equipo, Iberia Airlines, siendo esta, además, la primera escudería española en participar en la Fórmula 1.