El Eurogrupo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) impusieron ayer, por primera vez en un proceso de rescate en la eurozona, que los clientes nacionales y extranjeros de los bancos de Chipre contribuyan al programa de salvamento del país. Después de más de 10 horas de ininterrumpidas y complejas negociaciones, el Eurogrupo aprobó ya avanzada la madrugada del sábado una ayuda internacional de 10.000 millones para evitar la quiebra de Chipre y de su desmedido sector bancario. Este es el quinto rescate aprobado en la eurozona desde mayo del 2010, después de Grecia, Irlanda, Portugal y del bancario español.

El Gobierno español destacó que este rescate es un "buen acuerdo" para una situación excepcional que solo se da en Chipre y que "no es extrapolable a ningún otro país".

El importe del rescate es muy pequeño comparado con los anteriores. Chipre representa solo el 0,2% del PIB de la eurozona. Pero se distingue de todos los anteriores porque incorpora una tasa especial que se cobrará una sola vez a todos los clientes de los bancos chipriotas para reducir el importe de la ayuda internacional necesaria y para que esta no sea una losa para el país.

Cada cliente de los bancos chipriotas, residente o no, pagará una tasa del 9,9% de sus depósitos cuando estos superen los 100.000 euros o del 6,75% si no la alcanzan esta cifra.

La cantidad correspondiente quedará congelada en las cuentas hasta su cobro efectivo por el Estado para evitar retiradas de fondos por vía electrónica durante este largo fin de semana, con el lunes también festivo. Después los clientes podrán disponer del resto de sus haberes, según el Eurogrupo. El Parlamento chipriota prevé aprobar la nueva tasa antes de que el martes reabran todos los bancos.

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, justificó la medida por la "situación especial" de Chipre y el tamaño descomunal de su sector bancario en relación con la dimensión de la economía del país. El elevado volumen de clientes y capital ruso es uno de los factores que han disparado el tamaño de la banca chipriota. "Es una situación especial, con un sector bancario muy particular, una estructura y tamaño muy específico, que requiere un paquete específico", señaló Dijsselbloem, ante el temor de diversos economistas de que la medida genere una ola de desconfianza internacional hacia la banca de la eurozona.

DEVOLUCIÓN EN ACCIONES El ministro chipriota de Finanzas, Michalis Sarris, destacó que si no se hubiera aceptado esa medida existía el riesgo de que la gente perdiera "mucho más dinero con la quiebra del sector bancario y del propio país". Sarris explicó que los importes cobrados con la tasa se restituirán a los clientes en la forma de acciones de la entidad bancaria, sin concretar cuándo.

La tasa permitirá recaudar unos 5.800 millones y contribuirá a rebajar sustancialmente la ayuda internacional que necesita Chipre. Las otras medidas acordadas que permiten reducir el importe del rescate son: una quita a los titulares de deuda subordinada bancaria, el aumento de las retenciones fiscales a las rentas del capital, un plan de privatizaciones y la subida del bajísimo tipo de gravamen del impuesto de sociedades, que pasa de 10% al 12,5%. En España, Alemania y los grandes países, el tipo de impuesto de sociedades se sitúa alrededor del 30% .

Las autoridades chipriotas se comprometieron además a una rigurosa política de ajuste presupuestario, a reforzar las reglas contra el blanqueo de dinero y a reducir drásticamente el tamaño del sector bancario.