No se trata de un invento como tal, igual que el fuego por ejemplo, pero lo realmente asombroso y que ha propiciado que forme parte de nuestras vidas es su control. Benjamin Franklin, a mediados del siglo XVIII, descubrió las cargas positivas y negativas y que la electricidad «flotaba» entre ellas. Volando una cometa en una tormenta, consiguió demostrar que los rayos eran descargas eléctricas. En el 1800, Alessandro Volta inventó la pila, precursora de la batería.

Thomas Alva Edison consiguió perfeccionar la lámpara incandescente a través de un filamento que no lograba romperse, es decir, creó la bombilla. El filamento, eso sí, no era de metal, sino de bambú carbonizado. Aunque se ha perfeccionado, la base es muy parecida a la que inventó Edison.