Si tuvieses que decir algo que te haga plenamente feliz, ¿qué sería? Yo, lo tengo muy claro: el teatro. El teatro es como una figura de lego que hay que ir montando pieza a pieza, ya que es mucho más que aprenderse un papel y representarlo en escena, que al fin y al cabo es lo que el público ve. Para llegar a ese momento, hay que recorrer un largo camino: ensayos, reparto de papeles, entender la obra y al personaje, decorados, vestuario, música… y hay que pasar por muchas emociones, unas muy bonitas y otras no tanto. Pero cuando llega el día de la obra y subes al escenario, es un sentimiento inexplicable.

Mi experiencia con el teatro, que no ha hecho nada más que empezar, comienza desde muy pequeña, cuando en infantil mi madre me apuntó en el colegio. Cuando se enteró de que era una actividad pensada para que los niños perdieran la vergüenza, me cambió de actividad por miedo de que perdiese la poca que tenía. Fui creciendo y siempre me interesaba mucho el tema de las artes escénicas, pero me limité al mundo del baile ya que no tuve la oportunidad de apuntarme a ningún sitio donde se realizase esta actividad. En sexto de primaria asistí a la jornada de puertas abiertas de San Valero y me enteré de que había una extraescolar de teatro; cuando entré, lo primero que hice fue apuntarme. Me atrevería a decir que es la mejor decisión que he tomado hasta el momento. 

También en pandemia

He tenido mucha suerte con mi profesora, ya que no puedo hablar de teatro sin acordarme de Pili. Gracias a ella empecé a conocer este maravilloso mundo de la interpretación, le estaré eternamente agradecida por todo lo que me ha enseñado y lo que sigo aprendiendo gracias a ella todas las semanas en sus clases.

En la pandemia también seguí haciendo teatro, lo mejor que se podía, ya que era, como todo, por videollamada. Además hice varios cursos de interpretación ante la cámara y empecé a interesarme también por ese ámbito.

Este año, sin dejar de lado mi grupo de teatro, he empezado a cursar interpretación ante la cámara en la escuela de cine y formo parte de un grupo de teatro musical. Asistir todas las semanas a las clases es mi motivación para superar los obstáculos del día a día.

Siempre hay que tener un sueño al que aferrarse, en mi caso está claro que son las artes escénicas; hay que luchar por aquello que te gusta, sin escuchar las voces de aquellos que te dicen que no vas a llegar.

Formación necesaria

Bajo mi punto de vista, es una pena que esta formación haya que recibirla de forma extraescolar, ya que en teatro no solo aprendemos a subir a un escenario, sino que además te prepara para saber hablar en público, trabajar en equipo, perder la vergüenza, desarrollar tu creatividad, memorizar, controlar tus nervios e improvisar ante las dificultades de una manera muy didáctica y divertida. Por ello, creo que sería una buena decisión -con la que el ministro o ministra de Educación correspondiente ganaría muchos votos- incluirlo en el plan de estudios de todas las escuelas e institutos.