Llamémosles Estaban o María. Probablemente tengan unos 12 años. Pueden vivir en en China, en Malí, en Benín, en Chad o en la República Democrática del Congo, entre otros países. Seguramente no han tenido una educación completa o ni siquiera han podido acceder a una educación.

Desde que son capaces de hacer algún trabajo manual, han sido mandados a fábricas en malas condiciones ya sea por falta de dinero, porque la familia necesita de su aportación económica, por obligación, por el alto precio de la escuela, por tener que aprender a trabajar, etc.

Marcas muy conocidas por todos explotan a niños cada día en sus fábricas trabajando en condiciones inhumanas sin descanso. Esta mayoría de niños viven en zonas de conflicto, o son discriminados por su género, discapacidad o etnia y son utilizados en esas condiciones ya que al ser niños no pueden quejarse.

Derechos de la infancia

Aparte de que es una violación de derechos de los niños, afecta a su salud psíquica y física y les impiden el desarrollo de su infancia, limitan su tiempo de juego y de descanso e interfieren en su educación. 

Aun así somos incapaces de frenar esto, ya que nuestra aportación es comprarles productos a las marcas que los explotan sin saber o poder imaginar la historia que hay detrás de cada prenda. Mucha gente no tiene la información necesaria para poder empatizar con estos pequeños.

Graves consecuencias

Si nosotros fuéramos ese niño llamado Esteban de doce años cosiendo un balón  tras otro sin casi descanso para una marca deportiva muy famosa, nos gustaría que alguien la frenara, que se pensara en nosotros y se produjera un cambio.

En resumen, los niños que trabajan en estas condiciones pueden llegar a desarrollar enfermedades y dolencias crónicas y desnutrición, a sufrir cortes y quemaduras por utilizar maquinarias y herramientas inadecuadas para su edad. Muchos también llegan a sufrir abusos por parte de los adultos.