La identificación del tercer detenido en Francia el domingo, junto al jefe militar de ETA y otro terrorista, ha permitido al Ministerio del Interior confirmar las sospechas de que la banda tenía entre sus intenciones, más o menos próximas, la de ejecutar un secuestro. El nombre de José Lorenzo Ayestaran Legorburu, alias Fanecas, identidad del tercer etarra arrestado en Normandía, esconde un historial de 10 asesinatos, pero también de un secuestro, el del empresario de origen alemán José Lipperheide Heinke, que estuvo un mes retenido por ETA en 1982. Este dato es la tercera pieza de un rompecabezas --el de la tesis del rapto-- que encaja con los grilletes encontrados en la casa rural de Cahan y con el hecho de que el segundo detenido, Beinat Aginagalde, fuera médico.

Ayestaran no seguía el patrón de Aginagalde y del jefe militar de ETA, Ibon Gogeaskoetxea, al ser un miembro de la vieja guardia de la banda. De 52 años, fue uno de los etarras que se benefició de la ley de amnistía en 1977, cosa que aprovechó para proseguir la actividad criminal. De 1978 a 1984, año en que fue detenido en Francia, asesinó a una decena de personas, en su mayoría agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

A CARA DESCUBIERTA Fue el 5 de enero de 1982 cuando Ayestaran y otros siete terroristas irrumpieron en el domicilio de Lipperheide en Getxo (Vizcaya) y se lo llevaron a punta de pistola. El secuestro se prolongó un mes y terminó con el pago por parte de la familia del industrial de un rescate de 20 millones de pesetas. Días después de ser arrestado, Ayestaran fue deportado, precisamente, a Venezuela.

Para Interior, el perfil de Ayestaran confirma que ETA está recuperando a terroristas veteranos ante los constantes golpes policiales, muchos de ellos debidos a la inexperiencia de los etarras más jóvenes.

Sin embargo, el dato de la experiencia del secuestro es el que más interesa a los responsables de la lucha antiterrorista. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sugirió ayer que ETA "sigue teniendo en la cabeza" la idea de un rapto, a modo de golpe de efecto ante la efectividad policial de los últimos años.

Con la caída de Gogeaskoetxea, el objetivo número uno de las fuerzas de seguridad es Mikel Carrera Sarobe, figura emergente en la banda que habría ascendido a jefe militar tras el golpe de Normandía. Carrera es hombre de confianza de otro exlíder de ETA, Garikoitz Azpiazu, Txeroki, detenido en el 2008.