El Ayuntamiento de Zaragoza retomará las negociaciones con los vendedores del Mercado Central en noviembre para decidir si los detallistas quieren o no aprovechar la reforma general del edificio para mejorar también el aspecto de los puestos de venta. Estas conversaciones se mantendrán al mismo tiempo que se desarrolla la segunda fase de la remodelación, que consistirá en el acristalamiento de la fachada y la posterior climatización del interior.

De momento, el ayuntamiento ha financiado la primera fase de la reforma y sufragará también la segunda, pero no acometerá la adecuación de los puestos de venta de los casi 200 detallistas del mercado porque entiende que se trata de negocios particulares que deben involucrarse costeando, al menos, una parte de esa mejora.

La cuestión es espinosa. Tanto, que hace dos años provocó la división de los comerciantes entre quienes defendían una ambiciosa reforma de la lonja (con los puestos incluidos, que sufragarían parcialmente los vendedores) y quienes preferían mantener sus establecimientos tal y como estaban y que fuese el ayuntamiento, como propietario del edificio, quien se hiciese cargo de la remodelación del sótano, la fachada y la climatización.

Al final, triunfó el bando de los no reformistas y el Ayuntamiento de Zaragoza tuvo que redactar un proyecto menos ambicioso, pero lo suficientemente completo como para acabar con los problemas higiénico sanitarios que presentaba la lonja (sobre todo, en cuanto a los sistemas de almacenamiento y carga y descarga de la mercancía).

Esa negativa de los comerciantes a sufragar parte de la reforma no sentó bien en el ayuntamiento, que ya contaba con tener el edificio modernista completamente remodelado para la Expo 2008 y también pensaba compensar el esfuerzo económico de los vendedores ampliándoles la concesión de la licencia de los puestos. Pero ni aun con ese caramelo logró atraer a la mayoría de los detallistas. De ahí que las expectativas de lograr que en noviembre los comerciantes apoyen reformar sus puestos sean mínimas.

PROBLEMAS DE CLIMATIZACIÓN Lo que sí se encuentra ya asegurado es que, en cuanto concluyan las obras del sótano, se iniciará el acristalamiento de la fachada. Ese cerramiento permitirá después climatizar el interior, aunque según reconocieron los técnicos encargados del proyecto, todavía hay dificultades técnicos que solventar. Fundamentalmente, debidas a las restricciones que marca la Dirección General de Patrimonio (la lonja es un edificio modernista protegido) y al método que se seguirá para hacer compatible los trabajos de instalación y la venta. A fecha de hoy, no se conoce ningún sistema para colocar los conductos sin cerrar (al menos por fases) el mercado.