Especialistas de la Policía Nacional desactivaron ayer un proyectil de artillería hallado en el curso de unas obras realizadas en el casco urbano de Huesca, así como de una granada encontrada a las fueras de la ciudad.

Según informó la Dirección General de la Policía, el proyectil, de 110 milímetros y de tipo rompedor, fue desenterrado el pasado día 18 por una excavadora que participaba en unos trabajos de construcción llevados a cabo en la avenida Monreal de la capital altoaragonesa.

Dos días después, una persona denunció el hallazgo a las afueras de la ciudad de un granada de mortero de 50 milímetros desprovista de sus aletas estabilizadoras.

Miembros de los equipos de desactivación de explosivos de la Policía Nacional procedieron a retirar los proyectiles y a realizar una explosión controlada de los mismos, lo que les permitió comprobar que la carga explosiva que portaban ambos estaba en «perfecto estado», según indicaron fuentes del cuerpo policial que subrayaron la peligrosidad de la operación.

Huesca sufrió de lleno la guerra civil, pues estuvo cercada por el Ejército republicano y en sus inmediaciones se registraron combates. La presencia en la ciudad de numerosos efectivos del bando sublevado está casi siempre en el origen del hallazgo de proyectiles y otros vestigios de la contienda, generalmente muy degradados por el paso del tiempo.

Ello no impide, como con el último hallazgo hasta la fecha, que las bombas localizadas conserven su poder destructivo.

Con todo, en Huesca no se encuentran tantos proyectiles como en Teruel, donde es un factor que siempre se tiene en cuenta cuando se acometen obras en el casco urbano, al igual que ocurre en su entorno rural.