El acceso de los menores a contenido pornográfico no ha dejado de crecer en los últimos años. El uso cada vez más temprano de los teléfonos móviles y la facilidad de consumo de los contenidos digitales permiten que niños de nueve, diez u once años estén expuestos a modelos de sexualidad para los que todavía no están preparados. Los expertos lo saben bien y llevan tiempo alertando de que no hay que dejar la educación sexual de los adolescentes en manos de la industria pornográfica, ya que de esta forma se fomentan los patrones de dominación de los chicos y el sometimiento y la «cosificación» de las adolescentes.

«La educación es la clave en todo este asunto, en la escuela pero sobre todo en casa; debemos enseñar a humanizar las relaciones para que después los chavales sepan que al lado tienen a una persona», subraya el educador social y coordinador de proyectos de la Fundación para la Atención Integral del Menor (FAIM), Falo García, que apunta que la educación sexual en el ámbito familiar es imprescindible desde cortas edades. «Hemos tenido casos de niños que con seis años ya han accedido de forma voluntaria a estos contenidos», indica.

Según muchos expertos, esta visión «distorsionada de la realidad» puede estar detrás de comportamientos posesivos, actitudes machistas o del fenómeno de las manadas. «Debemos dejar muy claro que la pornografía es ficción, porque si no luego los chavales confunden las cosas», indica García, que aboga por que en los colegios también se comience antes con la educación afectivo-sexual.

Viendo ‘porno’ a los 6 años

Con todo, el papel de los padres se adivina fundamental. «Poner límites y controlar lo que ven los niños es clave», añade García. Los propios adolescentes inciden en esto. «En mi opinión lo más efectivo para impedir que niños de diez u once años vean porno es que no tengan móvil porque es la forma más fácil de acceder», aseguraba ayer Manuel (nombre ficticio) nada más salir del instituto, en el centro de Zaragoza. Este chico de 16 años reconoce que a él le «controlaban en casa», aunque sabe que acceder a estos contenidos «cada vez es más fácil». «En mi grupo de amigos empezamos a ver porno a los 14 años», indica.

Según un estudio del Instituto Aragonés de la Juventud (IAJ), el 28,8% de los adolescentes de entre 12 y 18 años han visitado alguna vez una página de internet de contenidos eróticos y el 8,7% reconocen que lo hacen siempre. Algo que es más habitual entre los chicos: el 48% admite que ven porno en ocasiones, mientras que en las chicas este porcentaje baja al 10%.

«La primera vez que busqué porno fue para ver cómo se hacía una felación y tenía 13 años», indicaba ayer María, que va a la misma clase que Manuel. Que los adolescentes se informen de las prácticas sexuales en internet es algo común, tal y como reconoce García. «Y también puede ser peligroso porque a veces se hacen una idea equivocada», apunta el coordinador de proyectos de FAIM.

García reconoce que los casos de las fotos que acaban circulando por los grupos de whatsapp son cada vez más frecuentes. «En colegios de Zaragoza ha ocurrido que algún chico le ha pasado una foto o un vídeo comprometedor a algún amigo con el que tiene confianza y al final lo acaba viendo toda la clase», explica García, que apunta que también se dan casos de hombres que acosan a chicas a través de las redes sociales. «Hay chicos de 14, 15 o 16 años que chantajean a sus novias para que les manden vídeos o fotos», lamenta García, que incide en la necesidad de educar en valores.