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El cóctel de la semana: El daiquiri de Josué

Los sabores amargos dan complejidad y profundidad a nuestros tragos, salir de las bebidas dulces y empalagosas es buen rumbo a seguir

El cóctel de la semana: El daiquiri de Josué

Desde la perspectiva de alguien a quien le encanta aprender de los demás, el trabajar en un bar es la oportunidad de fácilmente ser un poco más sabio cada día. Para disfrutar plenamente de estas líneas les voy a pedir que las mariden con una canción, ‘Water no get enemy’ de Fela Kuti. Ahora que estamos escuchando esta obra maestra de la música les voy a contar como aprendimos la receta del ‘Daiquiri de Josué’, nombre con el que hemos bautizado esta delicia. Josué es un cliente especial, de esos que desde el primer instante ves que encajan a la perfección en Moonlight (e)xperimental Bar.

Llegado a España desde Texas aterrizó en Zaragoza, y por consecuencia en nuestro local, ya nos tenía fichados en su listado de lugares que visitar y nos lo hizo saber. En su primera visita se dejó llevar con su pareja por nuestra carta ‘Edades’, con buenos intercambios de impresiones y gratas sorpresas con cada cóctel. Se notaba que era paladar viajero, pues tenía muchas referencias de sabores y lugares, aun así nuestros tragos le abrían los ojos como platos.

Un día antes de marcharse de la ciudad volvió a visitarnos, esta vez en solitario. Sentado en la barra y estando Joan y Alejandro a los mandos de la estación me pude sentar a charlar con él sobre coctelería. Hablamos de clásicos, de tendencias, lugares, viajes, vermut y amargos, sobre todo amargos, lo que me llevó a querer compartir con él algo especial, por la charla tan entretenida e interesante que se estaba desarrollando.

Botella de Cynar.

Hace pocos días compré junto a Félix Artigas unas botellas antiguas de vermut, amaro y bitter, en concreto de los años 70. Llamé a Félix para ver si se iba a pasar por su segunda casa, como no iba a venir (cosa rara) le pedí autorización para abrir una botella de Cynar de las que compramos en el lote. Abrimos la botella junto a Josué y probamos ese líquido amargo que llevaba 50 años esperándonos. El líquido estaba delicioso, eso ya lo sabíamos, lo que no esperábamos era que Josué nos hablase de un cóctel de su propia creación.

Se declaró amante incondicional del clásico daiquiri, y de otra versión mezclando tres tipos de ron que quedó muy rico, pero la ‘chicha’ estaba en un daiquiri que nos propuso sustituir el ron por Cynar, no era la versión ‘The Getaway’ donde se añade el amargo a la receta clásica, sino que directamente se quita todo el ron y solo ponemos Cynar. De primeras sonaba bien, amargo y cítrico encaja siempre, pero cuando lo sirvió Joan en vasos de chupito para compartir entre los habitantes de la ecléctica barra del local... los ojos como platos fueron los nuestros. Delicioso es poco para definirlo.

Pedí permiso a Josué para compartirlo con ustedes y accedió encantado.

60 cl de Cynar

25cl de Zumo de Lima (natural y colado)

20cl de Sirope de Azúcar

Todo en una coctelera con hielo. Si no tenemos coctelera podemos usar un bote de cristal con tapa de rosca y agitar, luego colar y disfrutar.

De verdad que este cóctel para mí ha sido un regalo, que realizaremos en Moonlight (e)xperimental Bar con el nombre de ‘El daiquiri de Josué’ para siempre acordarnos de él.

Esto no es algo raro, pasa mucho en nuestro local, la gente que nos visita recibe tanto de nosotros que muchos quieren dejar algo suyo aquí, lo verán pronto, pues estamos en negociaciones con Rubén para que nos permita compartir con ustedes su ponche navideño, ‘El ponche londinense de Rubén’, otro de esos clientes que hoy ya son amigos más que cercanos, junto a su mujer Marta, y que siempre que regresan a Zaragoza desde Londres nos traen historias y noticias como quien cuenta aventuras a su familia.

Como anotación, resaltar que la capacidad de aprender de los demás y preguntarlo todo es característica de niños y adultos generosos en su saber y hambrientos por más, júntense a aquellos que sean curiosos y respetuosos con las demás opiniones, sus conversaciones son mucho más entretenidas y nutritivas que las de aquellos que afirman saber todo y de todo.

Si estas líneas logran que alguna de las miles de personas que las lean compren una botella de Cynar para su casa y experimenten con ella, será un logro de magnitudes bíblicas. Los sabores amargos dan complejidad y profundidad a nuestros tragos, salir de las bebidas dulces y empalagosas es buen rumbo a seguir.

Gracias Josué por tu conversación y receta, se queda con nosotros para siempre.

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