El neoliberalismo nos ha convencido de que no hay otra alternativa política diferente a la suya, que está causando tanto sufrimiento: destrucción del Estado de bienestar y de los derechos socio-laborales, privatización de los servicios públicos, para alcanzar la consolidación fiscal, que traerá el crecimiento económico y de ahí la creación de empleo. Quien discrepa es un iluminado. Que estas políticas las ejecute la derecha, como el Gobierno del PP, es lógico. Lo que ya no lo es, que las asuma en lo fundamental, la discrepancia es solo en lo accesorio, como inevitables la socialdemocracia, y así se concluye que no tiene un discurso propio para enfrentarse a esta dramática crisis. Naturalmente que lo tiene, otra cosa es que por falta de coraje, sus dirigentes sumisos al gran capital no lo pongan en práctica cuando gobiernan o no lo defiendan cuando están en la oposición. En Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, entre el 30 de agosto y el 1 de septiembre de 2012, se celebró el XXIV Congreso de la Internacional Socialista. Por un nuevo internacionalismo y una nueva cultura de solidaridad, y una de las resoluciones fue Por una economía con empleo, crecimiento y protección social: la respuesta socialdemócrata a la crisis. En ella constatan que la actual crisis financiera amenaza el crecimiento y la sostenibilidad económica en todos los continentes. La continua inestabilidad en el sistema bancario, la recesión en la Zona Euro y el crecimiento más lento del esperado en los Estados Unidos y en los países emergentes continúan caracterizando la economía global. La crisis ha retrasado la implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Junto con los efectos de la crisis financiera global, la mayor concentración de la riqueza lleva a una desigualdad más profunda entre países y dentro de ellos. Mundialmente los salarios se han estancado o disminuido mientras el 1% acumula cada vez más ingresos. Sufren los sectores más vulnerables y las clases medias. Debemos enfrentarnos a unas políticas que socavan los derechos sociales. Los conservadores usan la crisis financiera para reescribir la historia y aplicar políticas neoliberales. Culpan al Estado de bienestar de la crisis y desmantelan la protección social. Sin embargo, es claro que la crisis financiera no la causó un gasto excesivo del gobierno, ni el costo de la seguridad social o porque la gente trabajaba poco. Las causas fueron las políticas deliberadas de alto riesgo que precipitaron un colapso total del sistema financiero. Como resultado, la necesidad de corregir la creciente desigualdad nacional y global no es sólo económica sino que también social. La creciente desigualdad ha provocado una sensación de injusticia, ya que los responsables de la crisis han salido indemnes y siguen gozando de grandes beneficios, mientras que el ciudadano común sufre y debe pagar las cuentas.

Nuestras prioridades políticas frente a esta crisis son. 1. Una política fiscal progresista: una tasa bancaria o un aumento impositivo a las rentas más altas, redistribución de la riqueza; introducción de un Impuesto a las Transacciones Financieras, nuevo sistema global de reservas para dar a los países en desarrollo acceso al financiamiento, nuevas instituciones financieras como bancos de desarrollo y bancos verdes para facilitar el crédito. 2. Necesidad de un nuevo paradigma frente a la austeridad. La austeridad ha fracasado en resolver los problemas fiscales en Europa y ha llevado a una recesión más profunda, más desempleo y a menores ingresos tributarios. Se necesita un nuevo camino más allá de la austeridad. Debe haber un enfoque que asegure el crecimiento y proteja a la economía contra los ataques especulativos. Con bajo crecimiento y alto desempleo, es crucial expandir las inversiones, estimular el crecimiento y asegurar una economía para el futuro. Necesitamos una nueva cultura de solidaridad, ya que un gobierno solo se arriesga a ser aplastado por los mercados y las agencias de calificación. 3. Reforzar la regulación para un sistema financiero más trasparente para evitar una vuelta a los excesivos riesgos y prácticas poco éticas en las instituciones financieras. Debemos evitar volver a ser rehenes de los ataques especulativos que amenazan la estabilidad de nuestras economías, regular los fondos especulativos de cobertura, abordar el tema de las agencias de calificación, desmantelar los paraísos fiscales, cerrar el vacío legal y crear sistemas automáticos de intercambio de registro de impuestos. 4. Nueva Arquitectura Financiera Global que provea instituciones globales para garantizar estabilidad y manejo del riesgo, y asegure la seguridad del sistema financiero; proteja a los consumidores; mantenga la estabilidad económica; y garantice el acceso a las finanzas para todos.

Según Tony Judt "los socialdemócratas suelen ser modestos. Tenemos que disculparnos un poco menos por los errores pasados y hablar con más firmeza de los logros. Lo mejor a lo que podemos aspirar es a corregir la situación actual, tan insatisfactoria, que en las tres últimas décadas otros han provocado: esto nos debería indignar mucho más de lo que estamos. Abandonar los esfuerzos de un siglo es traicionar a aquellos que nos precedieron y a las generaciones venideras. La socialdemocracia no representa un pasado ni un futuro ideal, pero es la mejor de las opciones que tenemos hoy.

Profesor de instituto