A principios de noviembre se celebraba la 'Apertura paralela' en el campus de la Universidad de Zaragoza, un evento festivo para iniciar el curso. De una de aquellas fiestas míticas, que tuvieron lugar entre los años 1976 y 1991, tengo una imagen grabada (nunca mejor dicho). Fue el 8 de noviembre de 1989. Lo recuerdo porque esa noche tocaba Pat Metheny Group en el Palacio de Deportes, dentro de la programación del Festival de Jazz, y fue un concierto inolvidable (por lo menos en mi caso).

Yo estaba bebiendo por la mañana un litro de cerveza, apoyado en una de las barras del campus, charlando con los amigos, muy animado, cuando me grabaron los de la televisión sin que me diera cuenta. Así de despistado soy. El caso es que en el informativo del mediodía me sacaron. La locutora hablaba de la fiesta universitaria con una imagen congelada a su derecha: un cuadrado en el que se me veía bebiendo el litro de cerveza en primer plano, de perfil, con el gesto detenido del brazo en alto y el vaso en mis labios. Fueron así varios segundos, que con la imagen congelada se hicieron muy largos.

Dieron  paso al vídeo con la misma imagen pero en movimiento: yo bebiendo el litro y charrando con los amigos, todo en un plano fijo eterno: el vivo retrato de un borracho. Si querían dar con una estampa que resumiera de forma clara el desmadre de ese día, lo habían conseguido conmigo plenamente. Hasta el día siguiente no me enteraría (eran otros tiempos, no teníamos redes ni móviles); varias personas me lo comentarían con una sonrisa. Ajeno a esto, estuve todo el día de jarana y rematé la noche con el concierto de Pat Metheny. Al llegar a casa a las tantas, con cierta euforia musical y etílica, me gritó mi madre desde el dormitorio: «¡Hijo mío, te hemos visto en la tele!». Me lo dijo muy emocionada, sin atisbo de reproche alguno. Vivan las madres.