El Periódico de Aragón

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Álvaro Sierra

Al viejo árbol

Álvaro Sierra

La OTAN y nuestra libertad

La cumbre de Madrid se cierra con éxito. El rumbo de las democracias atlánticas en materia de seguridad y defensa está trazado: la invasión de Ucrania obliga a señalar el expansionismo ruso como la principal amenaza. Y no la única. El tablero geopolítico ha cambiado desde la Guerra Fría y por eso, más allá de Moscú, surge la amenaza de China y su búsqueda de la hegemonía mundial; o el terrorismo islamista y sus guerras contra Occidente. Hay un mundo que incide en generar más inseguridad y la cumbre de Madrid debe ser un punto de inflexión para revertirlo.

Nadie duda que la nostalgia imperial rusa y su expresión belicista ha hecho surgir una nueva conciencia por la seguridad. No ya continental, sino mundial. Los valores de las democracias que se encuadran en la OTAN, el progreso social y económico de sus países o la riqueza del Estado del bienestar deben ser motivo suficiente para confirmar una unidad política y militar que exige nuevos sacrificios. Lo decía Jefferson: el precio de la libertad es la eterna vigilancia. Por ello, la defensa y vigilancia permanente debe ser una constante en nuestra sociedad.

Lo que debe provocar una autonomía militar estratégica de la Unión Europea y no depender siempre del peso que ejerce Estados Unidos. El reto de la defensa común debe ser inmediato o nuestra forma de vivir estará aún más amenazada. Lo vemos cada semana en Ceuta y Melilla. Y lo reclama el presidente Zelensky desde el inicio de la invasión rusa.

Con este compromiso suscrito, hay que dar más pasos. Es irrisoria la inversión que destina el Gobierno de España en defensa, solo por delante de Luxemburgo, el 1,1% del PIB. España no puede ser una rémora en la defensa y vigilancia. Conviene estrechar lazos con sus aliados con tanta incertidumbre internacional, y debería empezar por la defensa. El compromiso con la OTAN debe ser firme para garantizar nuestra libertad.

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