Opinión | EL RINCÓN DE PENSAR

La nueva Romareda, el plan ‘b’ y la piqueta

La búsqueda de cualquier alternativa a jugar en el estadio del Real Zaragoza conlleva un gasto no calculado, ni por los que impulsan el nuevo campo de fútbol ni por toda su afición

Varias conclusiones se pueden extraer de todo lo que se ha ido conociendo esta semana sobre los movimientos que se están dando para buscar un ‘plan b’ para el Real Zaragoza en caso de que el derribo de La Romareda no le permita jugar en su estadio mientras trabaja la piqueta. Para empezar, nos queda meridianamente claro quién manda en esto de si puede o no disputar los partidos mientras se trabaja en el nuevo campo: LaLiga. El dueño de la competición, quien cierra jugosos contratos millonarios con las televisiones para luego repartir dinero entre los clubes y que estos puedan fichar, con ese dinero, y así conformar un equipo competitivo (o no), es el que tiene el mando. Porque, como nos decían de pequeños, con las cosas de comer no se juega. Aunque por momentos da la sensación de que hay alguien que parece empeñado en invitar al Real Zaragoza a buscar el exilio en El Alcoraz, como si no supiera que por el ojo de ese alfiler los de Javier Tebas no podrán hacer pasar a la afición zaragocista. O peor, como si lo supiera y le diera igual.

También ha quedado claro que al toque de corneta desde Madrid, en Aragón y Zaragoza se ponen firmes rápidamente y empieza la búsqueda en todas direcciones. Primero en casa, que siempre es más sencillo depender de uno mismo que jugar fuera. Y se plantan el 19 de febrero en las instalaciones del Centro Aragonés del Deporte para anunciar que las instalaciones del Corona de Aragón están en estudio. Sin importar los daños colaterales que eso podía suponer, o quizá sin ser conscientes de que lo que significa plantarse en el hogar por excelencia del atletismo aragonés para sopesar reconvertirlo en una mini-Romareda improvisada. Eso suponía expulsar a esos deportistas de la única pista en condiciones que tienen para la práctica de su deporte, pero bueno, que el deporte rey es el que es, otra de las cuestiones que han quedado claras en esta historia.

Y luego que si los atletas se enfadan por nada porque ya está descartado, que si me critican y dicen que es un «insulto» y una «vergüenza» solo plantearse esa posibilidad... ¿Qué hacían en esa visita dos empresas especializadas en la construcción de este tipo de estadios portátiles? Seguro que no es que ya estuviera decidido de antemano quién iba a convertir ese recinto en un estadio de fútbol, que solo era para asesorarse, pero demuestra que iban en serio con esa opción. Pero vale, agua pasada no mueve molino, ya no está en la hoja de ruta.

Siguiente casilla en el tablero: el Parking Norte de la Expo. Les reconoceré que después de la millonada que costó construirlo para 93 días que duró la muestra internacional de 2008, que en 15 años solo haya servido para recinto de conciertos en las Fiestas del Pilar y ahora verlo convertido en un auténtico páramo, completamente olvidado y sin futuro a la vista, uno casi hasta agradece que se acuerden de este espacio para que sirva de algo en Zaragoza. Seré un iluso pero esto de no exprimir cada céntimo de dinero público gastado es algo que no comprenderé nunca. Es decir, costó un pastizal, a nadie le ha importado hasta ahora y se volverá a invertir otro pastizal porque lo volvemos a necesitar. Pero es lo que tiene hacer de la necesidad virtud.

Y es que levantar un estadio portátil para 20.000 espectadores no es cualquier cosa. Porque, por ejemplo, para que haya partidos en él imagino que no instalarán baños portátiles como si fuera un concierto de Pilares o la Cincomarzada, y levantar el suelo para hacer una red de vertido no sale barato. El coste real de ese plan b, allí o en cualquier suelo donde haya que empezar desde cero, será alto. Así a bote pronto hablan de unos 2,5 millones de euros, pero esa cifra parece una broma.

Pero echemos el balón al suelo: no hay nada decidido (aún, pero llegará pronto), se están valorando opciones, al parecer y según la alcaldesa Natalia Chueca, hay muchas alternativas, y es materialmente imposible que esa mini-Romareda portátil esté montada al inicio de la próxima temporada. Como pronto para 2025. Pero lo más difícil, que era impulsar la nueva Romareda, ya está hecho. Todos hemos asumido las prisas de llegar a tiempo como sea a 2030 para ser sede del Mundial que tiene que organizar una Federación Española de Fútbol que está siendo investigada por un supuesto caso de corrupción. Y para el nuevo estadio ya hay proyecto, fecha de inicio de las obras y hasta dinero del club para ejecutarlas (aunque no sea el que prometió). Así que solo tienen que evitar estropearlo todo, que a veces es lo más difícil.

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