Aragón se seca

Ángela Labordeta

Ángela Labordeta

El cauce del río Aragón vuelve a estar en crisis como consecuencia de la sequía y la falta de precipitaciones y, sin embargo, las obras del recrecimiento del embalse de Yesa siguen siendo un pozo sin fondo de dinero público, además de un posible riesgo para miles de vidas. Décadas llevamos lidiando con este recrecimiento, manifestándonos en contra de esta barbarie que algunos defendían por la necesidad de agua para el riego en las tierras de la comarca de las Cinco Villas y zonas de Navarra, apoyando su tesis en el excedente de agua del río Aragón. Auténticos visionarios que no quisieron escuchar todas las alarmas que en los años ochenta ya hablaban de los peligros que entraña el cambio climático y de cómo la falta de agua se iba a convertir en uno de los problemas a los que nos íbamos a enfrentar durante unos cuantos años.

La alarma ya está aquí y el cauce del río Aragón se seca porque no llueve ni ha nevado lo suficiente a lo largo del invierno y por ello el deshielo no ha conseguido compensar la falta del agua que el cielo nos niega. Pero eso da igual y el recrecimiento avanza con su consiguiente gasto y riesgos a los pies de un río que llora su sequía.

Resulta desolador comprobar cuánto se ha no escuchado a los expertos cuando una y otra vez anunciaban los problemas climáticos a los que nos íbamos a enfrentar; para qué hacerles caso, si no eran más que voces catastrofistas a las que jocosamente se ninguneó e insultó. Incluso algún dirigente político hacía alusión a eso de que su primo decía que no había cambio climático ni nada parecido, y de esta forma en el país, y con muchas alegría, se proyectaban recrecimientos, además de campos de golf, grandes urbanizaciones con inmensas piscinas y como último está ese órdago contra la naturaleza que el Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Huesca quieren llevar a cabo maltratando Canal Roya y dejando en ese valle virgen la mano embustera del hombre en cada una de esas pilonas con las que se pretenden unir dos estaciones de esquí, la de Astún y la de Formigal. Un proyecto que se anuncia ahora que cada vez nieva menos y posiblemente en unos años no sea sostenible la generación de nieve artificial, porque el agua va a ser el bien más deseado y escaso.

Es preciso que la generación política que sustituya a los que actualmente nos gobiernan y han gobernado tengan claras algunas cosas y una de ellas sea que los macroproyectos que pervierten y maltratan al agua deben descartarse definitivamente, porque si ya somos casi un desierto, acabaremos siendo el ataúd de nuestra propia tierra.

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