Orgullo de Salma
El domingo es la cita. La gran final que puede poner el broche de oro a una actuación estelar de la selección española de fútbol que está jugando el Mundial de una manera magistral. Como suele pasar con el deporte femenino, cuesta que se haga hueco en la cobertura informativa, pero como también es habitual, lo hace a codazos y con la fuerza de los resultados.
Será la primera vez que España llegue a una final de un Mundial femenino de fútbol en categoría absoluta. Solo eso ya es un éxito, aunque sería injusto que el equipo dirigido por Jorge Vilda no consiguiera culminar ante Inglaterra la trayectoria que llevan desde hace tiempo. Y, desde luego, sería una pena no ver a la aragonesa Salma Paralluelo levantar la copa. Completaría el triplete: ya es campeona del mundo sub-17 y sub-20.
La carrera de la zaragozana ha sido meteórica. Combinó sus dos pasiones mientras pudo: el atletismo y el fútbol. Los reconocimientos en ambas disciplinas no le ayudaron a elegir porque cada carrera o cada partido se traducía en reconocimientos y victorias. Finalmente optó por el balón y, como ya se veía venir, no le va nada mal. Y esperen, que solo tiene 19 años y ya milita en el FC Barcelona.
A Paralluelo no le pesan los minutos del Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Todo lo contrario. Su estado físico es inmejorable, a pesar de la lesión que la mantuvo apartada un tiempo del terreno de juego. Desde pequeña sus cualidades han sido extraordinarias. Lo decían sus entrenadores de atletismo y después sus preparadores físicos. Es la base fundamental de cualquier deportista que, sumada a la constancia y el trabajo, le permiten estar a este nivel y llegar a donde se proponga. Lo ha demostrado en el torneo y especialmente en los dos últimos partidos, en los que sus goles han sido decisivos.
Ocurra lo que ocurra el domingo, tanto ella como sus compañeras habrán ganado. Ya no son promesas del deporte, sino estrellas por derecho. Han colocado al fútbol femenino en lo más alto, han dado que hablar y han conseguido dar un paso más hacia la igualdad con los equipos masculinos. Y lo han hecho a base de esfuerzo, sacrificio y victorias porque, no nos engañemos, solo con el triunfo llega la repercusión y el reconocimiento cuando de mujeres se trata.
Ojalá el país se vuelque con el seguimiento del encuentro el próximo domingo como cuando juega la absoluta masculina, Nadal o Fernando Alonso en sus inicios en la Fórmula 1. Ojalá sientan el apoyo de una afición cada vez más amplia y entregada. Ojalá la ilusión traspase fronteras y llegue hasta Sydney. Ojalá a las 12 del mediodía comience el encuentro que grabe sus nombres en la historia del fútbol.
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