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LA OPINIÓN DE SERGIO PÉREZ

JIM, Bermejito y el entrenador de toda la vida

JIM, Bermejito y el entrenador de toda la vida

Cuando el Real Zaragoza anunció su contratación, este diario reclamó la opinión sobre Juan Ignacio Martínez a varios de los exjugadoresque había dirigido en España antes de afrontar diversas aventuras exóticas. La coincidencia sobre su figura fue unánime. Estábamos, principalmente, ante un gran motivador. En cuatro partidos, valga el juego de palabras y el valor numérico de las mismas, JIM ha invertido el rumbo del equipo y han empezado a aparecer las primeras señales de revitalización de la confianza en un buen puñado de sus futbolistas. Sin obviar la magnitud del problema, hay, al menos, otro tipo de indicios.

El patrón de trabajo que está usando JIM es el de un entrenador clásico, de los de toda la vida. De técnico de vestuario, de mano amiga en el hombro, de llamar Bermejito a Bermejo y el mediapunta regalarle un gran partido, de hacer que el jugador se crea importante y, con mucha psicología, mejore su rendimiento deportivo.

En algunos casos lo está consiguiendo, más allá de la eliminación contra el Alcorcón consecuencia de viejos defectos, como la pésima defensa de los balones parados. El Zaragoza de JIM con bastante más todavía consigue poco. Poco logró en Cartagena y poco en Santo Domingo a pesar de su notable primera parte, con un caudal de ocasiones interesante, juego y llegadas. Fallaron otra vez la puntería en la definición y los centrales al borde del descanso. Y con poco al Zaragoza aún le hacen mucho daño.

Pero la senda parece la adecuada. No todos los entrenadores son iguales. La mano de JIM está comenzando a producir un cambio. Pónganle, al menos, un refuerzo de categoría por línea, con especial énfasis en la delantera, un goleador de toda la vida también, y de estos primeros chispazos, el alicantino acabará sacando fuego.

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