No fue igual, pero fue lo mismo. Esta vez, el Zaragoza no mereció más que su rival, ni acaparó innumerables ocasiones de gol. Las tuvo, eso sí, y algunas muy buenas, y las volvió a errar todas, pero nada de esas avalanchas ofensivas de los últimos partidos. El Zaragoza, en todo caso, sigue fallando demasiado. Y no solo en el área rival, sino también en la propia, donde continúa siendo incapaz de transmitir solvencia y seguridad. En Lugo, la primera parte fue un drama en defensa, con cantidad de desajustes, despistes y malas colocaciones que volvieron a costar un gol. Y gracias.

Porque el Zaragoza salió vivo de un periodo inicial en el que, por momento, estuvo a punto de que el vendaval de agresividad del Lugo se lo llevara por delante. El equipo gallego sabe que su fortaleza reside en el músculo, la intensidad y el físico, algo que no figura, precisamente, entre las mejores virtudes de un Zaragoza que trató de imponer su estilo, más pausado y sosegado, pero se vio atropellado por un Lugo más alto, más fuerte y más guapo.

Claro que todo pudo cambiar bien pronto. Antes de que el reloj alcanzara el segundo minuto, el Zaragoza ya había fallado una ocasión inmejorable. Fue Nano Mesa el que volvió a apuntar mal cuando, solo ante el meta rival, enganchó un pase precioso de Eguaras, harto ya de que sus compañeros desperdicien semejantes presentes. La vida seguía igual para los de JIM, que había sorprendido con una alineación plagada de novedades en la que no figuraban piezas hasta ahora clave como Narváez (tocado durante la semana), Chavarría (también con problemas), Gámez o Álvaro. 

El fallo de Mesa hizo sonar el despertador de un Lugo, que se ajustó el traje de faena y tiró de pico y pala. Su centro del campo, liderado por un colosal Señé, se merendaba al trivote zaragocista y las primeras ocasiones no tardaron en llegar. Después de que Valentín no alcanzara por poco a un centro desde la izquierda y de que Rama cruzara demasiado un disparo escorado, el Zaragoza se rehizo para volver a asustar a su rival con un cabezazo fuera de Zapater a centro de un Nieto que solo hizo eso bien.

Pero el Lugo se sacudió la tierra y siguió cavando. Cristian tocó lo justo para impedir un remate franco de Señé y Barreiro, en el saque de esquina, posterior, peinó demasiado justo antes de que Ramos hurgara en esa herida por la que el Zaragoza se lleva desangrando desde que el balón echó a rodar merced a su incapacidad para adelantarse en el marcador. El atacante local envió a la red un centro de Valentín después de la enésima burla del extremo a Nieto. Otra vez contra corriente.

Pero al Zaragoza le sucedió lo mejor que le podía pasar y nivelaría de nuevo la contienda apenas un par de minutos después merced a una pena máxima inventada por Azón que transformó Borja. El partido volvía a empezar y el fútbol concedía otra oportunidad a los aragoneses para enmendar la plana.

 Nada de eso. El Lugo, enrabietado, se tiró a degüello hacia la presa. Señé, imperial, gozó de dos ocasiones consecutivas y Barreiro volvió a desviar el punto de mira en otro cabezazo justo antes de que Ramos fallara a bocajarro cuando la parroquia local ya celebraba el segundo. El descanso fue agua bendita para un Zaragoza superado.

La reanudación bajó los humos y la energía de un Lugo que comenzó a graduar esfuerzos ante un Zaragoza que, ya con Narváez y Gámez en el campo, parecía esperar su momento. Aunque fueron los locales los que gozaron de las primeras ocasiones a través de Señé, que disparó fuera, y de Barreiro, al que Jair ganó la partida por poco.

Pero, poco a poco, el Zaragoza fue ganando terreno y confianza ante el cansancio de un Lugo que pasó por su peor momento cuando Eguaras disparó fuera por poco desde la frontal y Narváez estrelló un remate franco en el pie derecho del meta local. Al menos, el Zaragoza daba señales de vida y de querer ir a por el partido.

Eguaras volvió a disparar alto, al igual que Vada justo antes de que el árbitro anulase un gol de Torres por claro fuera de juego en otro despiste aéreo de un Zaragoza que, en ese punto, se esforzó más en no perder lo conseguido que en ganarse algo más. Salía vivo, sí, pero sigue firmando con puntos suspensivos. 

Lugo: Vieites; Campabadal, Ros, Xavi Torres (Ricard Sánchez, m.80), Alende, Lebedenko (Canella, m.80); Gerard Valentín (Carillo, m.88), Hugo Rama (Seoane, m.55), Señé, Chris Ramos (Jaume Cuéllar, m.87); y Manu Barreiro.

Zaragoza: Cristian Álvarez; Lluis López, Francés, Jair, Nieto (Fran Gámez, m.46); Zapater, Eguaras, Francho (Álvaro Jiménez, m.85); Nano Mesa (Vada, m.64), Iván Azón (Juanjo Narváez, m.46) y Borja Sainz (Bermejo, m.79).

Goles: 1-0, M.28: Chris Ramos. 1-1, M.32: Borja Sainz, de penalti.

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Árbitro: García Verdura, del Comité catalán. Mostró amarilla a Nano Mesa (m.63), del Zaragoza; y a Xavi Torres (m.69), del Lugo.

Incidencias: Partido de la séptima jornada de LaLiga SmartBank disputado en el Anxo Carro ante unos 2.000 espectadores. Antes del partido, el Lugo homenajeó al atleta olímpico (quinto en la final de 800 metros en Tokio 2020) Adrián Ben, natural de la localidad lucense de Viveiro, que efectuó el saque de honor y lució una camiseta del conjunto local con el dorsal 5 y su nombre.