La decisión está tomada en la práctica, por mucho que en las próximas horas la nueva propiedad, encabezada por el director general del Real Zaragoza, Raúl Sanllehí, va a hacer un análisis más en frío, pero el despido de Juan Carlos Carcedo salió casi decidido de Mendizorroza, tras una derrota indigna ante un enemigo con diez, con un Zaragoza sin alma y perdido, incapaz e impotente. Así, la etapa del riojano tocó a su fin en Vitoria y su despido parece cuestión de horas, se diría que está sentenciado.
Es cierto que Raúl Sanllehí, máximo responsable también de una plantilla confeccionada por el director deportivo, Miguel Torrecilla, y sobre todo el encargado de elegir a Carcedo, que fue una apuesta personal del dirigente catalán, acudió a Vitoria con la idea de que el responsable de la parcela deportiva fuera el primero en salir y que el nuevo ejecutivo en esa parcela decidiera el futuro del preparador. Sin embargo, el escenario de absoluto descalabro que dejó el partido de Vitoria apunta a cambiar el paso de las decisiones. Se irá en los próximos días Torrecilla y Carcedo apunta a hacerlo con él, pese a que la situación clasificatoria no sea de descenso, que era la medida de la situación insostenible que ponía Sanllehí, que ha aguantado al entrenador pese al clamor de la grada porque es una apuesta personal y porque su despido es muy elevado, ya que tiene dos años de contrato, hasta 2024, a unos 350.000 euros de salario.
El técnico riojano, que tardó mucho en subir a sala de prensa y hasta Luis García Plaza habló antes que él, ofreció en su comparecencia la naturalidad del que cree que va a seguir en el puesto, aseguró sentirse con fuerzas y hasta se refirió al choque de Copa, pero lo más probable es que no llegue a ese encuentro ante el Diocesano. El panorama de la visita del colista Málaga el 19 de noviembre con una Romareda siendo un clamor contra el técnico va a pesar también en la decisión de Sanllehí, por mucho que este haya querido aguantar a Carcedo, que ya salvó partidos decisivos ante el Villarreal B y el Tenerife. El de Vitoria, con una hora ante un rival con diez, apunta a no salvarlo. La sentencia está al caer.
Su Zaragoza es la viva imagen de la impotencia y de la incapacidad, ha involucionado de forma clara y no da atisbos de vida por más que gane de vez en cuando, ante el Villarreal B o el Tenerife, pero su trayectoria es insostenible. Suma 16 puntos en 15 jornadas, solo cuatro victorias, dos en los últimos nueve encuentros y nueve son los choques que no ha logrado marcar, ayer tampoco en Vitoria. Son números de un candidato al descenso claro y el proyecto necesita un giro absoluto. Y se va a dar, seguro en los despachos y salvo cambio de idea también en el césped, con un despido de Carcedo que es de manual.
Y es que la situación del Real Zaragoza, tras el enésimo ridículo de un equipo incapaz no solo de ganar sino de empatar ante un equipo con uno menos durante una hora entera, evidencia la gravedad de un enfermo que requiere asistencia cuanto antes para mantenerse con vida. Y así va a ser. Carcedo, si Sanllehí lleva a término su intención, será historia en las próximas horas porque ni siquiera ha sido capaz de construir al Zaragoza sobre esa sobriedad defensiva que pregona a los cuatro vientos como factor esencial para caminar por la categoría con paso firme. La puerta a cero, la extrema relevancia de la seguridad defensiva, no le ha servido para nada. Su paso por el Zaragoza apunta a ser historia.
