El Real Zaragoza madura los tiempos de las dos decisiones que van a suponer un giro al actual proyecto deportivo iniciado con la entrada del grupo inversor encabezado por Jorge Mas y con el Fondo Ares y el Atlético en la sombra. La salida de Miguel Torrecilla estaba ya decidida antes de viajar a Vitoria y el despido de Juan Carlos Carcedo quedó también claro tras la debacle en Mendizorroza, donde la decisión de Raúl Sanllehí ya era más que una idea en ese sentido cuando abandonaba el campo del Alavés. Desde el club solo se transmite de forma oficial que se están valorando y trabajando en los cambios que se puedan llevar a cabo, pero lo cierto es que las decisiones son inminentes, no se prolongarán más allá de este lunes.
El equipo zaragocista ha llegado a una situación límite que exige ese giro y con la perspectiva del mercado de enero en el caso del nuevo director deportivo y la del parón liguero por el choque de Copa ante el Diocesano para el técnico como momento ideal para hacer los dos relevos, una vez que Sanllehí, que era partidario de sostener un poco más a Carcedo en el banquillo, ya vio claro tras el choque ante el Alavés que esa decisión no debía admitir más demoras.
Claro enfado en Vitoria
Este sábado fue un día de conversaciones entre los nuevos propietarios y el director general y de silencio de puertas afuera. Sanllehí quería pensar más en frío después de lo vivido en Vitoria, donde el enfado del director general era notorio, algo que ya se comprobó en el palco de Mendizorroza en el descanso y aún más en el túnel de vestuarios, en un diálogo con Torrecilla y Carcedo anterior al que mantuvo con la plantilla.
El entrenador riojano ya había salvado dos situaciones delicadas con las victorias ante el Villarreal B y el Tenerife, sobre todo la primera de ellas, y logró que Sanllehí no tomara una decisión que quería evitar a toda costa, tanto porque el técnico es una apuesta personal suya como por el elevado despido. Vitoria, la incapacidad de superar a un rival con 10 desde el minuto 36, la tardanza en cambiar del plan defensivo y la nueva muestra de incapacidad ofensiva del equipo fueron ya demasiado para el ejecutivo catalán, el hombre fuerte del nuevo proyecto en el día a día del club.
Desde el entorno de Carcedo se aseguraba ayer que aún nadie les ha comunicado ninguna decisión sobre su futuro y el propio entrenador habló tras el partido en Vitoria de mirar a la Copa y de «mantener la cabeza fría, porque ya hemos sido capaces de levantarnos en otras situaciones», además de asegurar que se siente con fuerza para revertir la dinámica de un equipo que, con 16 puntos en 15 jornadas ya es decimosexto y que, en esta jornada, en el peor de los escenarios, si ganan Lugo y Oviedo, se quedaría con la misma puntuación con el descenso. Esa zona roja era uno de los argumentos que Sanllehí planeaba como posibles motivos del despido de Carcedo. El otro era que la situación se hiciera inaguantable.
Con el descanso liguero que supone la Copa y con nada a ganar a efectos morales y sí mucho que perder en la visita al Diocesano, el clima ante el Málaga en casa podía tornarse en irrespirable si Carcedo, que ya ha escuchado hasta en tres ocasiones alto y claro por parte de La Romareda la petición de irse, continuaba en su puesto. Salvo giro que nadie espera porque el técnico quedó sentenciado tras caer en Vitoria y el club ya trabaja en su sustituto, ese día no estará en el estadio zaragocista.
La etapa de Torrecilla
Con Miguel Torrecilla la decisión ya estaba tomada y el director deportivo hace días que la barrunta, a la espera solo de que se le comunique oficialmente que deja un puesto al que llegó en diciembre de 2020 en sustitución de Lalo Arantegui, Entonces, con el equipo en descenso y tras rescindir del Waasland-Beveren belga, el salmantino firmó hasta junio de 2022 y su primera decisión fue recurrir a JIM como entrenador para enderezar el torcido rumbo del equipo. Sin embargo, en las apuestas por los fichajes su tino fue mucho menor, sobre todo en los refuerzos ofensivos.
Existiendo una contestación a su trabajo y con la llegada de la nueva propiedad, Sanllehí decidió su renovación por un año más y hasta defendió con vehemencia los méritos de Torrecilla, que ha vivido un verano a la sombra del director general, empezando por la apuesta de Carcedo, pero también en la última palabra con los fichajes y la confección de la plantilla, además de las sinergias de los clubs del grupo inversor.
Ahora, Torrecilla está a punto de poner el final a su etapa en el Zaragoza, que también será el de sus ayudantes, su hermano Toño y Javi López, que llegaron a la secretaría técnica a los pocos meses de aterrizar él. El tiempo del salmantino, con La Romareda también en su contra, se agotó, igual que el de Carcedo. Falta solo la oficialidad. Y no debe tardar.
