La 15ª jornada de Segunda

KO técnico en Elche. La crónica del Elche-Real Zaragoza (2-0)

Dos goles en tres minutos acaban con el Zaragoza y sitúan a Escribá al borde del abismo

Morente supera en el salto a Borge durante el encuentro.

Morente supera en el salto a Borge durante el encuentro. / LALIGA

Jorge Oto

Jorge Oto

Dos goles en tres fatídicos minutos bastaron para acabar con el Real Zaragoza en Elche, prolongar su nefasta racha hasta las seis jornadas sin ganar y hurgar en la profunda herida provocada por los siete raquíticos puntos sumados de los últimos 30 que se han puesto en juego. Semejante acumulación de despropósitos amenazan seriamente ya el puesto de Fran Escribá al frente de un equipo aragonés con un grave problema de carácter y personalidad que provoca su derrumbe al primer tortazo. En Elche, el Zaragoza perdió por otro KO técnico sufrido como consecuencia de un solo par de puñetazos que dejaron grogui tanto al equipo como a su entrenador.

Sostenido sobre un 4-3-3 transformado en un 4-2-3-1 en labores defensivas, el Zaragoza encaró el envite afectado por la noticia, conocida apenas unas horas antes del choque, del fallecimiento de Dwamena, el que fuera delantero del equipo aragonés durante el tramo inicial de la campaña 2019-2020 hasta que su dañado corazón le obligó a parar. 

La desgracia hizo mella en el Zaragoza y en un encuentro cuyo tramo inicial estuvo marcado por el estudio del oponente. El Elche, consciente de la fortaleza de los aragoneses como visitantes, se esforzaba en mostrarse seguro y sin fisuras. Un objetivo similar al del cuadro de Escribá, sabedor del previsible ímpetu inicial de un adversario en dinámica positiva y en progresión.

La primera oportunidad fue para el Zaragoza. Y fue, cosa rara, a través de una internada por banda hasta línea de fondo. El protagonista fue, por supuesto, Valera, cuyo centro al área acabó en Maikel Mesa después de que tanto Azón como Vallejo dejaran pasar el esférico. La preciosa jugada merecía el gol, pero el disparo del canario se marchó desviado.

El aviso despertó al Elche, que comenzó a acercarse por las inmediaciones del área zaragocista. Un intento de vaselina del aragonés Guti y un cabezazo flojo de Mourad advirtieron a un cuadro visitante que, sin embargo, tardaría en reaccionar. Nico, con un tiro demasiado centrado, y un cabezazo de Plano que se marchó por no demasiado, castigaron la sumisión de un Zaragoza esforzado en aparentar que tenía el partido controlado. 

Pero eran los locales los que parecían más cómodos. Firmes en defensa y contundentes en una medular en la que Febas imponía su ley, el equipo ilicitano lo intentaba desde los costados, a través de lanzamientos lejanos como el de Gaspar que estuvo a punto de sorprender a Rebollo, o mediante la estrategia. En un saque de esquina, Morente avisó a Borge de lo que se le vendría luego encima con un remate que salió desviado tras un error del canterano, que jugó su peor partido como zaragocista.

El descanso vino bien a los aragoneses tras un tramo final del primer periodo en el que el Elche se había mostrado más incisivo y, seguramente, más confiado en sus posibilidades. Pero el cambio esperado en el Zaragoza no llegó. De hecho, todo fue a peor. Morente avisó con un intento que se quedó sin premio gordo solo por la rapidez en la reacción de Francés. La amenaza era real.

Porque, apenas nueve minutos más tarde, el Elche se adelantaría en el marcador en una acción muy protestada por los zaragocistas al considerar falta previa de Morente sobre Borge en una disputa que acabó con el balón en poder del jugador local, que, tras una rápida combinación, ajustició a sangre fría a Rebollo tras un gran centro de Josan. El árbitro y el VAR hicieron caso omiso a las quejas zaragocistas y el tanto subió al marcador. Era el principio del fin.

Sin tiempo para enjuagarse las lágrimas, el Zaragoza recibió el segundo sopapo. En esta ocasión, sin embargo, no había a nadie a quien señalar más allá del propio desbarajuste táctico en el repliegue, lo que facilitó una rápida transición culminada por una asistencia de Morente a Óscar Plano para hundir en la miseria a un Zaragoza que ya no levantaría cabeza.

Y eso que aún quedaba por delante alrededor de media hora para echarle narices, retorcerse contra todo y derrochar orgullo para marcharse a casa con la conciencia tranquila. Pero a este Zaragoza le falta carácter para acometer semejante desafío. Apenas un par de intentos lejanos de Bermejo (primer cambio de Escribá junto a Enrich ya con el 2-0 en el marcador) y una clara ocasión del madrileño que, a bocajarro, estrelló el balón en la pierna de San Román, dejaron claro al Zaragoza que no se iba a levantar de la lona. La cuenta atrás llegaba a su fin. El KO era definitivo.