La opinión de Sergio Pérez

La plantilla champagne o de garrafón de Juan Carlos Cordero

Este pasado verano, Juan Carlos Cordero fue jaleado en varias ocasiones en La Romareda por su obra, una plantilla que fue regada con todo tipo de parabienes y el más caro de los champagnes. Hasta la jornada 22, ese equipo no ha funcionado, marcha en el puesto 14º y ahora parece de garrafón. El trabajo del director deportivo en verano fue bueno, construyendo un grupo de nivel suficiente para optar a estar entre los seis primeros. Sin embargo, no ha rendido por diferentes causas. Cordero no debe ser condescendiente consigo mismo y aprovechar esta ventana de oro en enero para mejorar la plantilla con futbolistas de peso.

Juan Carlos Cordero, teléfono en mano, en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza.

Juan Carlos Cordero, teléfono en mano, en la Ciudad Deportiva del Real Zaragoza. / ÁNGEL DE CASTRO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

A mitad de junio, el Real Zaragoza anunció el primer fichaje para la temporada 23-24. La contratación resonó bien fuerte en el mercado. Maikel Mesa firmó para dos campañas después de brillar en el Albacete con ocho goles. En la jornada 22 de la Liga en curso suma ya siete y es, sin duda, la contratación estrella hasta el momento. La llegada del canario vino acompañada del regreso a casa de Marc Aguado después de completar un año extraordinario en el Andorra.

Al poco, Juan Carlos Cordero culminó la negociación con Bakis, delantero turco que había celebrado doce goles a las órdenes de Eder Sarabia y traía consigo un aroma de seducción para la categoría. Un fichaje que fue ensalzado en masa. Del Atlético de Madrid, club amigo y mucho más, llegó un buen pack: Valera, Mouriño y Mollejo. En los primeros días de julio, en una operación relámpago, el director deportivo se hizo con los servicios de Toni Moya, un centrocampista de clase que acababa de ascender con el Alavés a Primera y que pronto fue entronizado.

Por el medio, Cordero ató a Lecoeuche a España y de su mano a Poussin. Entonces nadie sabía que ese desconocido portero francés iba a condicionar el futuro de una manera burlesca. El club remató una profundísima remodelación de la plantilla con un redoble en la delantera: Manu Vallejo y Sergi Enrich. Ahora, cuando el toro ya ha pasado, todos somos Manolete, pero en su momento les costará encontrar a alguien que pusiera objeciones serias a ese despliegue ofensivo: Bakis, Azón, Vallejo, Enrich y Mollejo.

Más bien al contrario. Cordero fue jaleado en La Romareda por su obra varias veces. Por aquel entonces, en la cresta de la ola, el ejecutivo cartagenero ya mostraba públicamente una clara prudencia sobre su afortunada situación personal. Tantos años en el fútbol enseñan mucho. Hoy, solo unos meses después de aquel desfile de halagos, alabanzas y amagos de construcción de monumentos, el director deportivo no pasa por el mejor momento de popularidad.

El entrenador que empezó la temporada ya no está desde hace casi dos meses y su plantilla, regada con todo tipo de parabienes y celebrada con el más caro champagne en verano, ahora parece de garrafón. Después de la jornada 22, ese equipo, que fue construido con el sexto límite salarial, ocupa el puesto 14º con el playoff a seis puntos, una distancia realmente corta para el arsenal de deméritos del equipo en los últimos meses, y el ascenso directo a nueve.

Son tantos años consecutivos en Segunda, el undécimo el corriente, que las reacciones positivas y negativas alrededor del Real Zaragoza adquieren desde hace tiempo el máximo grado de visceralidad, en sus tonos altos y en los bajos. La realidad es que el equipo no funcionó con Fran Escribá y que Julio Velázquez todavía no ha conseguido arrancarlo con continuidad en los seis partidos que ha dirigido. El 7 de 18 no engaña.

La plantilla que construyó Cordero en verano era buena, más que suficiente para optar a una de las seis primeras plazas. Sigue siendo la misma. Sin embargo, hasta la fecha, no ha funcionado porque ha estado mal dirigida durante mucho tiempo y porque un número llamativo de futbolistas no ha olisqueado su máximo ni de lejos, lo que habla mal de ellos y de quien los ha entrenado. La plantilla del Real Zaragoza tiene más de lo que ha dado.

A la Liga le quedan por delante 20 partidos, 60 puntos. Para que la campaña 23-24 no sea un fiasco absoluto, el actual técnico y los jugadores que ya están en nómina han de espabilar a no mucho tardar. Y Cordero, que hizo un buen trabajo en verano, no debe ser condescendiente consigo mismo y entender que, por hache o por be, la plantilla no ha rendido y que tiene ahora delante una oportunidad de oro para mejorarla en las dos semanas pendientes del mercado de enero. No con retoques sino con jugadores de primer orden y de peso.