Siempre nos han inculcado cuando éramos más pequeños que el sistema de alimentación de referencia era la pirámide nutricional o alimentaria, en la cual se establecen qué productos, comidas y bebidas deben ser desde diarias hasta muy ocasionales. En un extremo está el agua, indispensable cada día, y en el otro por ejemplo la bollería o los embutidos.

Sin embargo, eso no implica que haya otros métodos, como el Plato de Harvard, que incluso se muestran más efectivos que la propia pirámide porque son más completos al ir día a día y no semana o semana, es decir, con indicaciones más claras y menos generales.

Lo mismo puede suceder con el Índice de Masa Corporal, el famoso IMC, que es el método que siempre se ha utilizado para calcular el peso ideal.

Ahora, los nutricionistas también están teniendo muy en cuenta, y puedes calcularlo de forma sencilla tú mismo, el Relative Fat Max (RFM), que en castellano se traduce como Grasa Máxima Relativa.

Las diferencias con el IMC

La principal son los valores que utiliza. En el caso del IMC es el peso y la altura, lo que te obliga a contar con una báscula y una cinta métrica cerca, pero en el caso del RFM solo necesitas la cinta métrica, ya que no hace falta conocer el peso corporal.

Por otra parte, el RFM sí que tiene en cuenta la diferencia entre hombres y mujeres, mientras que el IMC no distingue entre ambos sexos, que tienen claras diferencias físicas. Además, el IMC no hace referencia a la masa muscular, ósea o grasa, al contrario que en el RFM.

La fórmula y resultados

Después de analizar 12.000 casos por parte del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, los investigadores llegaron a las siguientes fórmulas:

  • Hombres: 64 - (20 x altura / circunferencia de la cintura en metros). ¡Mucho ojo! En metros, no en centímetros.
  • Mujeres: La misma fórmula pero cambiando el 64 por 76.

Si el número sale 33.9 o más en mujeres y 22.8 o más en hombres, se padece obesidad y estarás por encima de los índices de grasa y de peso ideales.