Quizá te hayas comido un plato de macarrones o de espaguetis del día anterior y te hayas encontrado mal. Hasta te ha podido pasar con una simple sopa o también con el arroz, sea blanco, una paella o de cualquier tipo. El caso es que no es fruto del azar si te ha ocurrido y las visitas recurrentes al baño o que sea una vez pero no todo lo bien que nos gustaría es casi digno de celebrar, porque es lo menos que nos puede pasar.

Guardarse las sobras de este tipo de platos puede ser perjudicial para el organismo, sobre todo si se hacen de una manera indebida. Incluso aunque solo hayan pasado un puñado de horas, entre la comida y la cena mismamente. Y hay una razón médica que explica todo y que debes conocer.

Siempre se ha hablado mucho del anisakis, motivo por el cual es necesario congelar el pescado antes de consumirlo. También de la famosa E-coli, pero poco de la bacteria Bacilius cereus, que es la causante de estos problemas y que es necesario saber cómo actuar ante ella.

¿Cómo eliminarla?

Estas bacterias suelen estar en los granos secos, es decir, antes de ser cocinados, pero se encuentran inactivas o dormidas. Se encuentra fácilmente en el arroz, pero también en los cereales (de ahí que pueda estar en la pasta), especias, leche, frutas e incluso carne. El motivo es que está principalmente en el agua, el suelo, el polvo o la vegetación.

Cuando se le añade agua y se calienta, en el caso de arroz o pasta, es como si se despertase la bacteria y entre los 4 y los 60 grados, aunque especialmente a 30 grados, es cuando empieza a reproducirse. No es 100% así siempre, puede estar o no estar, pero sí que podemos evitar la proliferación de la bacteria con un sencillo gesto y es metiendo las sobras a la nevera.

Por eso, jamás debemos dejar la comida sobrante de estos alimentos fuera. Aparte de que en la nevera todo se conservará mejor, este motivo tendría que ser más que suficiente para hacerlo, ya que cuanto más tiempo esté no refrigerado, más posibilidades de contaminación hay.

Si prolifera, el principal síntoma es dolor abdominal y diarrea, hasta que se termina de expulsar, aunque también pueden aparecer vómitos. Generalmente, los síntomas no pasarán de ahí, pero no son nada agradables.