EL FIN DE UN CONFLICTO TRAS CASI 22 MESES

Preacuerdo en Avanza: la huelga del autobús se suspende tras 650 días de conflicto

Las negociaciones entre la empresa y el comité por fin han fructificado, si bien todavía falta que la plantilla vote en referéndum si acepta el pacto

El Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje ha sido la sede en la que se han producido las negociaciones.

El Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje ha sido la sede en la que se han producido las negociaciones. / Jaime Galindo.

Iván Trigo

Iván Trigo

Preacuerdo en Avanza para poner fin al conflicto del servicio de autobús urbano en Zaragoza. La empresa y el comité firmaron ayer un documento cercana la medianoche por el cual se renovará el convenio colectivo de la plantilla y que servirá además para poner fin a la huelga 650 días después de que estallara el conflicto. Desde el 20 de febrero de 2021 ha habido en total unas 200 jornadas de paros a las que se pone ahora fin, aunque la plantilla todavía tiene que ratificar el pacto alcanzado por las partes negociadoras.

Según explicó el presidente del comité, José Manuel Montañés, el acuerdo se alcanzó tras «haber cedido más de lo que me gustaría». Los sindicatos consiguieron pactar una subida salarial del 75% de la suma de los IPC de los años para los que se firma el convenio, que incluye los ejercicios de 2020, 2021, 2022 y 2023. Por ejemplo, si la inflación acumulada durante estos años es del 18%, la subida sería del 13.5%. Eso sí, como mínimo la cláusula de revisión se quedará en un 12%.

Además, la empresa ha incluido en el convenio los dos días de reducción de jornada que solicitaban los sindicatos, que también cedieron en este aspecto, puesto que hace unas semanas fijaban su límite en cinco días más de descanso al año. Avanza también se ha comprometido a que el 50% de la plantilla disfrute de descanso durante los fines de semana.

Por su parte, tras el cierre de las negociaciones en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA), el director de Avanza, Guillermo Ríos, declaró que «la responsabilidad de las partes era llegar hoy (por ayer) a un acuerdo y ese objetivo se ha logrado. Ambas hemos tenido que ceder en alguno de nuestros planteamientos para conseguirlo», explicó.

Todo esto ocurrió en un día en el que las parte volvieron a reunirse después de tres semanas sin haber mantenido contactos y tras un ultimátum que el director de Avanza, Guillermo Ríos no calificó como tal pero que lo era de facto. El pasado día 15 el directivo de la contrata de los autobuses alertó de que, si la negociación se iba más allá del mes de noviembre, no podrían mantener la oferta puesta encima de la mesa por el SAMA en septiembre.

El encuentro, finalmente, se produjo ayer, un día después de que acabara el plazo pretendido por la empresa, si bien un día no es nada si se tiene en cuenta que hace ya casi 650 días que el conflicto estalló. A lo largo de todo este tiempo, ha habido casi 200 jornadas de paros, si bien fue en septiembre cuando la huelga se recrudeció al tener carácter permanente y ya no solo en semanas alternas.

La oferta del sama

Desde entonces, las posiciones de cada una de las partes parecían enrocadas tras un verano con otro ultimátum por parte de la contrata del bus urbano. El 14 de septiembre Avanza comunicó que aceptaba la propuesta realizada por el órgano mediador a principios de ese mismo mes. La oferta del SAMA incluía una subida fija del 8,5% del salario y una cláusula de revisión del 12%, lo que según los números de la empresa suponía un aumento del 16% de media de las nóminas de los trabajadores.

Pero para el comité, aquella oferta solo era «un buen punto de partida para empezar a negociar», por lo que las conversaciones se rompieron y a finales de octubre las partes se reunieron en el ayuntamiento en presencia de la concejala de Movilidad, Natalia Chueca. Pero tampoco surtió efecto y eso que la huelga llegó a suspenderse durante un par de jornadas.

Previamente, el comité de Avanza ya había acordado someter a referéndum el endurecimiento de la huelga, lo que fue aceptado por una amplia mayoría de la plantilla tras una votación que se produjo el 2 de noviembre.

Entonces se volvieron a suspender los paros hasta el inicio de la nueva convocatoria, algo que ocurrió el 14 de noviembre. El día 11, eso sí, el acuerdo pareció más cerca que nunca puesto que los mediadores estuvieron reunidos con ambas partes aunque de manera separada hasta la madrugada.

En aquella ocasión, Avanza y el comité acercaron posturas por primera vez en mucho tiempo y los sindicatos pedían a la empresa que plasmaran en un documento las mejoras planteadas. Pero no fue hasta ayer cuando esto ocurrió.

Desde mitad de noviembre, de lunes a viernes ha habido seis horas de paros en cada jornada, lo que aumentó las afecciones y prolongó los tiempos de espera en las marquesinas de Zaragoza. El hartazgo de la ciudadanía seguía en aumento y la presión sobre la plantilla y la empresa comenzó a crecer. Los trabajadores empezaban a notar de forma más notable la reducción de sus nóminas por la huelga y las cuentas de la compañía cada vez eran peores.

Pugna sindical

En el plano sindical el aumento de la presión también se ha hecho patente en los últimos días, cuando se ha evidenciado la pugna entre dos de los sindicatos mayoritarios en el comité de empresa, Sattra y CUT. El primero es el que ostenta ahora la presidencia de la representación sindical y el segundo es el que lo hacía hasta febrero de este año, cuando la justicia suspendió el resultado de las elecciones al comité celebradas en 2016. «El jubilado y su mier… malo es tener tanto tiempo libre y perjudicar a la plantilla», sentenciaba Sattra a través de su perfil de Twitter en referencia al líder del CUT, Javier Anadón.

Y tras aquel acercamiento en noviembre que no pudo ser por poco, las partes se volvieron a reunir ayer en el SAMA a petición de la empresa, a pesar de que los sindicatos preferían verse en el consistorio y con el ayuntamiento como supervisor. El lunes, eso sí, el comité se reunió con Chueca y, tras el encuentro, el presidente del comité comunicó que «el acuerdo no era complicado», que las diferencias entre las partes eran mínimas y que bastaba con plasmar los acuerdos sobre el papel y solventar pequeñas diferencias para poder cerrar el convenio. Ahora, aunque falta el sí de la plantilla, el acuerdo se ha materializado. Aunque habrá que ver la postura que toma el CUT de cara al referéndum.