PERFIL

Natalia Chueca: El meteórico ascenso de una recién llegada a la política

Nacida en Zaragoza, tiene 47 años, está casada y tiene tres hijos. Es experta en márketing y comunicación e inició su etapa como política hace tan solo cuatro años

Natalia Chueca, alcaldesa de Zaragoza.

Natalia Chueca, alcaldesa de Zaragoza. / ÁNGEL DE CASTRO

Carlota Gomar

Carlota Gomar

El curriculum político de Natalia Chueca es más bien corto. Su ascenso ha sido tal que en su haber solo tiene el título de concejala de Servicios Públicos y Movilidad en el Ayuntamiento de Zaragoza (2019-2023). El siguiente, ahí es nada, es el de alcaldesa. La conservadora, una profesional del mundo del márketing y la comunicación, se ha convertido en la segunda mujer en tomar el bastón de mando de la ciudad y, casualidades de la política, la segunda del PP en conseguirlo dos décadas después de que Luisa Fernanda Rudi abandonara el municipalismo para ascender hasta la presidencia del Congreso de los Diputados.

Nacida en Zaragoza en 1976, casada y con tres hijos, acostumbra a lucir siempre una sonrisa. Es como una seña de identidad, un detalle más de la marca Chueca que se ha ido construyendo y que, una vez se confirmó que sería la sucesora de Jorge Azcón para revalidar la Alcaldía, ha potenciado a través de las redes sociales, donde promociona sus proyectos a golpe de stories que mezcla con otros más dicharacheros, más personales. Chueca ha sorprendido en sus redes colgando vídeos bailando, comiéndose una hamburguesa, montada en patinete o en una andada canina con el perro de una amiga en brazos. Ha exprimido su experiencia profesional en el mundo del márketing para llegar a un público más amplio y, en muchos casos, ajeno a la política.

En su expediente destaca la huelga del bus, la más larga de la historia de Zaragoza, a la que trata de restar importancia diciendo eso de que «en todas las legislatura se sufre una». Chueca pasó de ser una desconocida y de desconocer el funcionamiento de la casa consistorial a dirigir el área más complicada y con mayor presupuesto, como es la de Servicios Públicos. No fue sencillo su aterrizaje, con una primera huelga de los empleados de los parques y jardines, después una pandemia que ocasionó una pérdida histórica de usuarios y coincidió con la huelga del bus y el tranvía. Entre sus obsesiones está convertir a Zaragoza en un banco de pruebas para transformarla y que sea un referente en innovación y sostenibilidad.

Su ascenso era impredecible e impensable cuando Jorge Azcón la conoció en un curso del Esic y la fichó para ir en sus listas. En cuatro años ha pasado de ir de número 6 a ser la cabeza de lista.

"No está señalada por haber apoyado a anteriores dirigentes y eso juega a su favor porque el partido se está transformando en Madrid y le va a permitir tener más peso orgánico"

Su corta experiencia política juega en su contra, aunque hay sectores dentro del PP que creen que también le beneficia. «Pertenece a la nueva etapa de Génova. No está señalada por haber apoyado a anteriores dirigentes y eso juega a su favor porque el partido se está transformando en Madrid y le va a permitir tener más peso orgánico», explica un miembro del partido con larga trayectoria, que añade que «está vinculada a los nuevos ganadores». Hija de charcuteros y ahijada del exzaragocista Víctor Muñoz, en su partido se dice de ella que es «un diamante por pulir». Una vez superados los recelos de su elección, se ha entendido que el PP «necesitaba savia nueva», «caras frescas» que proyectaran una imagen nueva y con expectativas. Y una ambición sin límites. Para tratar de evitar los errores del novato, se ha rodeado de gente con experiencia y de partido, como Alfonso Mendoza, que ha coordinado su campaña electoral y formará parte de su Gobierno, junto a otros históricos como Ángel Lorén o Marian Orós, que vuelve a la casa consistorial.

Licenciada en Administración y Dirección de Empresas con premio extraordinario y MBA por la Escuela de Alta Administración y Dirección, con más de 20 años de experiencia en el sector privado ideando campañas para vender productos en las agencias Bassat Ogilvy y Mcann Ericksony en empresas como Imaginarium, detesta que la llamen la concejala de las flores, por muy orgullosa que esté del Festival Zaragoza Florece, un proyecto de éxito y a coste cero para el ayuntamiento, formato similar que el Bosque de los Zaragozanos.

Su perfil está muy lejos de ese tono bronco de su antecesor Jorge Azcón y se le nota forzada cuando trata de sacar una cara más dura, más política. «Es más espontánea, tiene esa empatía natural y sensibilidad que otros tratan de forzar. La gente no quiere copias», explican en su entorno, que aseguran que «si no se deja intoxicar» habrá Natalia Chueca para tiempo. «Es atrevida. Si tú le dices que se tire en paracaídas, ella se tira porque no tiene miedo a nada», añaden.

Suele trabajar por objetivos y no para hasta conseguirlos. Metas que muchas veces le surgen andando por la calle, aunque ahora haya dejado los paseos por el coche (eléctrico, claro). «Si ve algo que le llama la atención pregunta, piensa qué se puede hacer para mejorarlo y no para hasta que lo consigue y puede pasar a otra», dicen desde su equipo, desde el que admiten que trabajar a su lado es todo un reto por su nivel de autoexigencia. Los que la conocen dicen que da igual la hora del día, siempre está maquinando algo.