EL SECTOR SERVICIOS

Zaragoza tiene un agujero comercial de una hectárea en el centro de la ciudad

El cierre del Dia de la calle 5 de marzo se une al abandono del Mercado Azoque y del pasaje Palafox

Las infraestructuras o los nuevos modelos de negocio, factores clave en su desuso

El centro de Zaragoza se llena de centros comerciales cerrados

Jaime Galindo

Alberto Arilla

Alberto Arilla

Caminar por las antiguas galerías que nutrían el paseo Independencia de Zaragoza y sus calles adyacentes se ha convertido en una ruta para nostálgicos. Con el reciente cierre del supermercado Dia de la calle 5 de marzo, lugar donde se levantó en 1957 Casa Muñoz, germen de la posterior cadena Galerías Primero, se da por primera vez la circunstancia de tener las tres grandes superficies de la zona deshabitadas.

Así, lo que un día nutrió de vida, luz y comercio el centro de la ciudad, ahora se ha convertido en un paisaje desolador sobre el que influyen muchas circunstancias que hacen que, al menos a corto plazo, no se vislumbre un futuro en el que los «cerca de 10.000 metros cuadrados» de superficie comercial que suman el antiguo Galerías Primero, el Mercado Azoque y el pasaje de los cines Palafox. Tres galerías marcadas por la cercanía de sus negocios que han dado paso a las grandes cadenas, más despersonalizadas y desapegadas de la gente, y que con grandes marcas llenan de tiendas y supermercados lugares tan icónicos de la capital aragonesa como la calle Alfonso o el citado paseo Independencia.

En ese sentido, Miguel Ángel Gómez, de la consultora inmobiliaria CBRE Zaragoza subraya que, en este instante, tanto una como otra viven su «mejor momento» en relación a las grandes marcas internacionales, tanto en el ámbito comercial como en el de la restauración. «Lo que sucede es que ahora, en lugar de ir a los centros comerciales, prefieren una tienda a pie de calle», explica Gómez, una idea compartida por Andrés Ibáñez, de la gestora GTI, para quien ambos modelos de negocio son «completamente diferentes». «Cualquier marca que quiere posicionarse en el centro de una ciudad como Zaragoza prefiere hacerlo a pie de calle», asegura el gestor aragonés.

Una visión que, dice Ibáñez, hace que los antiguos espacios como el pasaje Palafox o el Mercado Azoque tengan muy difícil resucitar. O, al menos, hacerlo de la misma forma. «Por esta nueva visión comercial que tienen las grandes marcas, no creo que pudiese haber una galería así en el centro», explica Ibáñez, aunque matiza que eso no quiere decir que haya que darlas por muertas: «Se pueden reinventar con otro tipo de negocios, como ha sucedido en el Caracol, en esa misma zona».

Con todo, esta nueva coyuntura viene aupada, según Antonio Tornos, presidente de la Federación de Empresarios de Comercio y Servicios de Zaragoza y Provincia (ECOS), por un «problema generacional». «Están desapareciendo los comercios locales, al igual que sucede con la hostelería, que se dice que está creciendo, pero son las grandes cadenas hosteleras las que se expanden», señala a este diario, mientras asegura que, pese a que no está «en contra» de los cambios, sí detecta una relación entre los hábitos de las nuevas generaciones y esta situación: «Son trabajos con horarios muy complicados, y la gente ahora busca otras cosas, prefiere trabajar entre semana y tener el fin de semana libre. En este contexto, las franquicias se pueden permitir tener plantillas más amplias, pero con contratos basura».

"La ciudad está más triste, menos iluminada y es más insegura"

En cualquier caso, la paulatina desaparición no afecta únicamente a los modelos empresariales, sino que repercute de forma directa en el aspecto de la propia ciudad. «Nos preocupa que se vayan quedando tantos locales vacíos, porque eso hace que la ciudad esté más triste y menos iluminada y, por tanto, sea más insegura», afirma Tornos.

El interior del supermercado que Día cerró en la calle 5 de marzo.

El interior del supermercado que Día cerró en la calle 5 de marzo. / JAIME GALINDO

En ese punto, el presidente de ECOS hace un paralelismo con lo que sucede con las ciudades estadounidenses, de donde su hijo acaba de regresar. «Estaba en Austin, y me decía que echaba de menos la vida en Zaragoza, porque en Norteamérica tienen la costumbre de coger el coche para ir a los grandes centros comerciales. El centro de las ciudades está casi desierto, y hay inseguridad hasta a las 10 de la mañana, porque no hay nadie», cuenta. Por todo ello, el presidente de la federación de comerciantes reivindica la necesidad de «defender el comercio mediterráneo», porque de lo contrario «las ciudades quedarán desiertas».

En todo caso, volver a alquilar tantos metros comerciales desocupados no es una tarea sencilla por varias razones. A excepción del edificio donde se encontraba el Dia, que tiene una serie de particularidades que lo hacen más apetecible (ubicación a pie de calle, infraestructura actualizada, etc.), los metros comerciales del mercado de abastos de la calle Azoque o los del pasaje de los cines Palafox se verían reducidos considerablemente.

“Cualquier marca que quiere posicionarse en el centro de una ciudad como Zaragoza lo hace a pie de calle”

Una adecuación que supondría una inversión importante a los nuevos inquilinos y que, tal y como indica Andrés Ibáñez, de GTI, «condiciona mucho a la hora de alquilarlos, porque la inversión inicial puede no retornar». A estos inconvenientes, además, hay que sumarles el hecho de que, urbanísticamente hablando, estas galerías, sobre todo la de la calle Azoque, están diseñadas en base a normativas anteriores, por lo que es probable que, en muchas instancias, también hubiese que adecuarlas a la reglamentación actual.

Sea como fuere, lo que parece claro es que la Zaragoza del último tercio del siglo XX ha dado paso a un nuevo concepto de ciudad, más moderno pero, como en la mayoría de esquemas actuales, menos personal y cercana.