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El palacio renacentista de Zaragoza que guarda los secretos de una institución centenaria: el Justicia de Aragón

El palacio de Armijo es la sede del Justicia de Aragón desde que acabó su reforma en 1995

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El palacio renacentista de Zaragoza que guarda los secretos de una institución centenaria

Laura Trives

Iván Trigo

Iván Trigo

El regreso de la democracia a España en 1978 supuso para Aragón la consecución de un estatus autonómico que no alcanzó siquiera en la segunda república y recuperó una autonomía de la que no gozaba desde que era reino. Y con la aprobación del Estatuto, en 1982, la comunidad rescató, casi tres siglos después de su desaparición, la figura del Justicia, que se personificó en Emilio Gastón, quien tomó posesión un 2 de diciembre de 1987. Pero la llegada del Justiciazgo también generó una necesidad, la de dotarle a la institución de una sede a la altura de su relevancia histórica y social.

En un primer momento, el Justicia Gastón trabajó en unas dependencias en la calle San Jorge, pero las instalaciones resultaban insuficientes, por lo que se emprendió la búsqueda de un nuevo emplazamiento, que acabó concretándose, después de descartar otros inmuebles, en una petición al entonces alcalde de Zaragoza, Antonio González Triviño, en la que solicitaba la cesión o el arrendamiento del palacio de Armijo, situado en la calle Don Juan de Aragón, a la altura del número 7, en pleno casco.

Así, se inició la restauración de este palacio que estaba en estado de ruina. Se trata de una casa típica del renacimiento aragonés, que fue inaugurada como sede del Justiciazgo en 1995 tras la reforma emprendida bajo la dirección de los arquitectos Isabel Elorza García y Manuel Fernández Ramírez. Hoy, entrar en el palacio de Armijo permite recorrer la historia de Aragón a través de la figura del Justicia. Las cuatro plantas se distribuyen en torno a un patio central, característica típica de los palacios renacentistas, que se sostiene sobre cuatro imponentes columnas.

En la planta baja hay un pequeño salón de recepciones en las que se celebró la toma de posesión del lugarteniente del Justicia, Javier Hernández –un cargo que no había existido hasta la llegada del último Justicia, Ángel Dolado­– y también se instaló la capilla ardiente del primer Justicia en democracia, Emilio Gastón, fallecido en 2018.

Precisamente para homenajear a Gastón, en las bodegas del palacio se instaló una reproducción del despacho del primer Justicia en democracia. La viuda donó a la institución su mesa, libros, y esculturas, que hoy muestran la grandeza de una figura clave en el aragonesismo que despertó en la Transición después de décadas de represión y dictadura. Pero la figura de Gastón no es la del único Justicia que aparece de forma recurrente en las distintas estancias del palacio. La efigie de Juan de Lanuza V, ejecutado por orden del rey Felipe II, es omnipresente. Está en cuadros, paneles y estatuas representando así la defensa de los fueros aragoneses y las leyes propias del reino frente al absolutismo. 

Uno de los siete ejemplares del Estatuto

En la planta baja del palacio es donde se sitúa la oficina de atención al ciudadano, donde los aragoneses pueden ir a registrar sus quejas y peticiones para que el Justicia las examine. La segunda planta es la noble, donde los espacios se amplían y la decoración se hace más exquisita.

En la biblioteca, además de los miles de volúmenes que se conservan, la protagonista es una larga mesa de madera que se construyó con parte de un artesonado original del palacio. La sala está presidida por uno de los siete ejemplares originales del Estatuto de Autonomía de Aragón, pues una de las misiones del Justicia es precisamente defender la legislación autonómica y el ordenamiento jurídico aragonés, además del derecho civil foral.

Un ejemplar del Estatuto de Autonomía de Aragón, en la biblioteca del palacio de Armijo.

Un ejemplar del Estatuto de Autonomía de Aragón, en la biblioteca del palacio de Armijo. / LAURA TRIVES

En esta segunda planta están también las oficinas de los trabajadores de la institución, que han tenido que ir amoldándose a los espacios disponibles en el palacio. Y también está el despacho institucional del Justicia, que no se usa en la actualidad salvo para recepciones oficiales. La estancia está coronada por un artesonado de madera que se recuperó de otro palacio y que se instaló en la casa de los Armijo para evitar que se perdiera. Además, hay varias obras de arte presentes en el espacio, una reproducción del Vidal Mayor, la primera recopilación de las leyes propias aragonesas –el ejemplar original se encuentra en la Fundación Paul Getty, en EEUU–.

También decoran el lugar dos réplicas de dos piezas de la catedral de Roda de Isábena que se donaron al Justiciazgo cuando se recuperaron las dos obras originales –un sarcófago y una escultura de San Juan Bautista– que había robado Erik el Belga, un caso en el que el Justicia se involucró mucho para recuperar las obras de arte.

Un nuevo hito histórico

Antes de ser la sede del Justicia, el palacio de Armijo fue el hogar del deán de La Seo. Con la desamortización de Mendizábal, pasó a manos privadas hasta que los Armijo lo compraron, aunque nunca lo habitaron, pues lo dividieron en apartamentos y lo alquilaron. A lo largo del siglo XX sufrió un prolongado proceso de degradación hasta que la Administración se hizo con él y lo recuperó.

Ahora, la casa se prepara para recibir a su próxima inquilina, Concepción Gimeno García, que será la primera mujer en ostentar el cargo de Justicia de Aragón. Y el palacio estará ahí para dar cobijo a este nuevo hito histórico. 

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