Abraham es el único futbolista que ha jugado todos los minutos de Liga --como Roberto-- y de Copa, donde disputó todo el partido ante el Granada, algo que no hizo el meta. En total, 990 minutos entre ambas competiciones, el que más de la plantilla. El dato, con todo, solo es una base más para ratificar la progresión que con Manolo Jiménez ha vivido Abraham. Baste decir que el curso pasado, el futbolista catalán solo había sido titular un partido, ante el Betis, y con una actuación bastante floja y había jugado 110 minutos en las diez primeras jornadas del campeonato, cuando Aguirre era el técnico.

Jiménez se hizo grande en el Sevilla como lateral zurdo y va a lograr que del futbolista de Granollers salga un buen especialista en esa zona, porque Abraham demostró desde su llegada a La Romareda tener unas buenas condiciones técnicas, un buen pie, y saber mirar a la portería contraria, pero le faltaban muchos conceptos defensivos que está puliendo a pasos agigantados. Y cuanto más juegue en ese puesto, más aprenderá. No hay que olvidar su procedencia del Barça B, donde jugó en Segunda en la 2010-11 y donde los laterales siempre son mucho más ofensivos y con menos necesidades en defensa por el abrumador dominio de balón que tiene tanto el Barça como toda su cantera. Abraham, en el Zaragoza, ha conocido el otro oficio de lateral.

Comienzos difíciles

El defensa catalán todavía peca de cierta candidez defensiva, como se demostró el sábado en el Bernabéu en el segundo gol, obra de Di María, pero su progresión atrás y su capacidad en ataque le han hecho indiscutible en el Zaragoza de Jiménez. Mucho más tras la lesión de Obradovic, aunque ya en el tramo final del curso pasado le robó protagonismo al serbio. Mientras, Paredes, ya más central que lateral, no es una amenaza para él ahora mismo.

En Abraham, que en febrero cumplirá 26 años y que tiene contrato hasta el 2014 y una ficha de 300.000 euros, hay un proyecto de lateral que puede dar mucho que hablar en el fútbol español. Su jugada el sábado, cuando se marchó de Ramos y de Callejón y remató para que se cruzara Pepe, dejó constancia de su nivel técnico. Esa capacidad de desequilibrio en ataque es muy valorada por muchos técnicos, que ahora no solo le exigen a un lateral que sea cumplidor en el aspecto defensivo.

No tuvo suerte el futbolista a su llegada a Zaragoza. Aguirre optó por Paredes en el lateral y Abraham desaprovechó la oportunidad que el mexicano le dio en Villamarín. Una rotura de fibras en el gemelo en octubre y una multa y un juicio por circular a 122 km/h por Valdefierro aumentaron la sensación de que no había caído bien en La Romareda. Con Aguirre solo tuvo tres partidos de 16 de Liga como titular, pero la cosa cambió con Jiménez, pese a que el técnico andaluz dio ficha a Obradovic y eso suponía más competencia.

Fue decisivo en la victoria ante el Villarreal con un gol sobre la bocina y con el serbio pugnó por un puesto, pero en varios partidos jugaron juntos en la banda izquierda con un muy buen resultado, aprovechando su buena compenetración. Al final del curso, la irregularidad y las molestias de Obradovic le hicieron indiscutible a Abraham, titular en los seis últimos encuentros, en la recta final que dio la permanencia. Acabó la temporada con 24 partidos y 1.605 minutos entre Liga (1.415) y Copa. Esa cifra, al paso que lleva, la superará pronto.

Una lesión lastró su pretemporada y le hizo empezar el curso de forma irregular, pero ha ido mejorando su faz. En Granada se marcó una asistencia de lujo en el gol de Víctor y cada encuentro deja constancia de esos recursos técnicos para ser un lateral ofensivo, pero también de su mejoría defensiva. Navas puede dar fe de ello en el duelo ante el Sevilla. Sí, Abraham no para de crecer.