Pasada la primera hora de la gala, que siempre es la más rápida y centrada en lo que se tiene que centrar, dar los galardones y escuchar los agradecimientos, la cosecha premiada de este año parecía muy repartida y, por otro lado, bastante consecuente con las características de las películas nominadas. La de Daniel Guzmán, A cambio de nada, desbancaba a Requisitos para ser una persona normal de Leticia Dolera, las dos opciones más claras en el cine novel, consiguiendo los Goya al director y actor revelación. En los premios técnicos comenzaban a perfilarse dos de las favoritas, Nadie quiere la noche (maquillaje / peluquería y música) y La novia (fotografía). El montaje, una herramienta esencial que en la concesión de premios solo parece entenderse cuando hay cortes rápidos y vertiginosos de cine de acción, recayó en El desconocido, precisamente una apuesta por el thriller industrial