--¿Cómo va su nueva etapa?

--Muy bien. Ilusionado por este año de cesión a Olympiakos, por contar con la oportunidad de volver después al Atlético y con el sabor amargo aún del desenlace de la temporada pasada. Tener que dejar al Zaragoza en esas circunstancias no gusta a nadie. A mí me duele.

--¿Por qué aceptó irse cedido?

--Lo cómodo para mí habría sido quedarme en Madrid, pero deportivamente me beneficia seguir jugando, tener continuidad, de ahí venir a Olympiakos, que ha hecho un gran esfuerzo y ha tenido mucha paciencia. Este mes no ha sido fácil para nadie.

--Y menos para usted...

--He tenido momentos malos, sobre todo porque la situación era atípica. Todo el mundo entrenando y yo en mi casa. Hubo momentos de muchos nervios.

--El desenlace ha supuesto que usted pase a ser del Atlético y no de un fondo inversor.

--La verdad es que es más cómodo así, uno lo tiene más controlado todo perteneciendo a un club. Quizá no es tan habitual ser propiedad de un fondo, pero tampoco me puedo quejar, porque esa opción hizo que volviera al Zaragoza, a donde quería. Sin ese método no habría ido. Y por supuesto que no me arrepiento.

--Ese fondo estaba participado por Agapito, es de imaginar que usted no tendrá una mala palabra hacia él, pero el zaragocismo no desea que siga.

--El asunto entre él y la afición viene de más atrás de mi llegada. Al ir allí ya noté un ambiente hostil con él. Es cierto que quizá se haya aumentado esa crítica, pero él fue una de las personas que hizo posible que jugara en el Zaragoza y se lo agradezco. En cuanto a la gestión, solo digo que la afición se manifiesta porque quiere lo mejor para el club y no se les puede reprochar nada.

--¿El descenso le ha dejado un regusto amargo de su paso por aquí, de esos dos años y medio como zaragocista?

--Sí. Es desagradable porque el final no hace justicia, no se corresponde con mi paso. Allí he vivido cosas tan bonitas y gratificantes que dejar al equipo en Segunda mancha un poco esa imagen.

--¿Con qué recuerdo de Roberto cree que se queda la afición?

--Me gustaría que se hiciera una visión global de los 88 partidos oficiales, de mi rendimiento y compromiso. Que la gente me considere como un jugador que hizo las cosas bien y que lo dio todo por el Zaragoza.

--¿Le molestó que se hablara de que se había quitado de en medio en el último partido de Liga?

--No lo voy a negar, sobre todo porque sigo arrastrando problemas en el codo en los entrenamientos. Aún se me inflama. Y duele bastante que se dudara de la honestidad de uno. Cuando las cosas se ven desde fuera y no se da demasiada información es lícito que la gente pueda dudar y se generó eso en torno a mí, pero quien me conoce sabe que nunca me borraría y menos siendo el Zaragoza, que ha supuesto tantas cosas mi carrera.

--Lo cierto es que en los últimos meses usted bajó su nivel, estuvo varias semanas fuera por un fuerte golpe lumbar, recibió críticas...

--En la segunda vuelta el equipo sufrió un bajo rendimiento muy generalizado y tras la lesión admito que en algunos partidos me costó bastante encontrarme a gusto, sentirme cómodo.

--Ya ha llegado a dar con la clave de la razón del descenso.

--Quizá la mentalidad del equipo se hizo demasiado negativa en cuando a la capacidad de ganar. Si es que llegamos a 15 jornadas sin un triunfo... Se afrontaban los partidos más pensando en perder y eso merma mucho. Con el grupo que había intentamos cambiar eso a través de la unión, pero esa espiral negativa, ese círculo vicioso, fue superior a todo.

--¿Cómo queda ahora la portería con Leo Franco y Pablo Alcolea?

--Muy bien cubierta, desde luego. De Leo Franco sabemos de su experiencia y de su nivel. Pablo viene creciendo mucho los últimos años, ha aumentado su progresión y está preparado.

--¿Qué lugar va a ocupar el Zaragoza en el corazón de Roberto?

--Profesionalmente es al equipo que más cariño le tengo. He sido y soy del Atlético, estuve desde los 9 años, ahora vuelvo y es el equipo de mi vida, pero el Zaragoza me dio todo lo necesario para ser un portero que pueda estar muchos años en la élite. El Zaragoza guarda un hueco grande en mi corazón, ojalá nos volvamos a cruzar en el camino.