Vincent Van Gogh no se suicidó de un tiro en el pecho, en Auvers-sur-Oise (Francia) en 1890, como siempre se ha creído, sino que fue alcanzado por el disparo accidental de un joven veraneante de la localidad, René Secrétan, mientras estaba en un campo de trigo al que solía ir a pintar. Así lo afirman los estadounidense Steven Naifeh y Gregory White Smith, ganadores del premio Pulitzer en 1990, en 2Van Gogh: la vida, una biografía del autor de los Girasoles que ha salido hoy a la venta en Gran Bretaña.

Después del tiro, el pintor, que conocía al chico y a su hermano de beber con ellos, se dirigió a la posada donde se alojaba y allí, en brazos de su hermano Theo, murió dos días después. A la pregunta de si se trataba de un intento de suicidio, el artista respondió: "Creo que sí". Los autores de la biografía creen que lo dijo para defender a Secrétan.