Opinión | el triángulo

Javier Lambán

Me gusta que reciba la Medalla de Aragón por varias cosas, entre ellas que supo aprender a mirar a esta comunidad como se merecía

Leo en este mismo medio de comunicación que Javier Lambán recibirá el próximo 23 de abril la Medalla de Aragón, para mí, sin duda, uno de los galardones más importantes, sino el más, que puede recibir alguien que ama Aragón y que cree que en esta nuestra tierra las cosas se pueden hacer mejor y que tenemos que dejar de mirar el ombligo del resto para mirarnos a nosotros mismos con toda nuestra fortaleza, honestidad y hermosura.

La primera vez que se cruzaron nuestros caminos fue cuando él era diputado provincial de Cultura y yo trabajaba en Diario 16 allá por los años noventa y digo se cruzaron porque en aquel momento yo era consciente de su existencia y dudo que él fuera de la mía, pero creo que no fue hasta el año 2010, recién muerto mi padre, cuando lo conocí personalmente y es que Javier Lambán quiso que una plaza de Ejea de los Caballeros, ciudad de la que por aquel entonces era alcalde, llevara el nombre de José Antonio Labordeta por ser el lugar donde había realizado su último concierto. Recuerdo que fuimos mi madre y yo al acto de homenaje -en aquellos años muchos municipios de Aragón y España quisieron que una de sus calles, plazas, polideportivo, parque... llevara el nombre de José Antonio Labordeta–, y recuerdo que Lambán nos mostró orgulloso su ciudad, Ejea, en la que yo creo había estado una sola vez con Félix Romeo por algo relacionado con una de mis primeras novelas en aquellos años de noches atolondradas, inmensas risas y lagos púrpuras de amor. Pero vuelvo a ese 2010 de pérdidas y encuentros, porque cada lugar que quería rememorar la figura de mi padre era un encuentro y hacia él íbamos con la dulce sensación de que Aragón por fin cobijaba a los suyos sin revanchas, ni dolores ancestrales de viejas contiendas. Nuestras vidas siguieron y volví a coincidir con Lambán cuando él fue presidente del Gobierno de Aragón entre los años 2015-2019 en una legislatura a dos bandas entre POSE y CHA donde se gestionaron cosas importantes y donde creo que por primera vez se habló de Aragón sin complejos y con una visión global, vanguardista y netamente aragonesista. Fue en el año 2023 cuando lo vi personalmente por última vez tras una noche en la que nos cruzamos algunos whatsapp cómplices.

Guardo de Javier Lambán buenos recuerdos y me gusta que reciba esta medalla por varias cosas: porque supo aprender a mirar a Aragón como se merecía, porque se la otorgan sus contrincantes políticos y porque, con sus zonas oscuras y contradicciones que las tendrá, sabe que solo perdura lo que el hombre gestiona con pasión y entrega.

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