La pizarra de Natxo González

La importancia de los comienzos...

Considero que los comienzos de partido son muy importantes para el posterior desarrollo del mismo. Víctor Fernández optó de inicio por un 1-4-2-3-1, con una intención clara de ser protagonista con balón. Claro está que el míster necesita tiempo para cohesionar esta propuesta.

Víctor Fernández, en la banda de La Romareda en el partido ante el Espanyol.

Víctor Fernández, en la banda de La Romareda en el partido ante el Espanyol. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Natxo González

Considero que los comienzos de partido son muy importantes para el posterior desarrollo del mismo. En este primer test de Víctor Fernández, cabe destacar el cambio de estructura con respecto a lo anterior. Optó de inicio por un 1-4-2-3-1, con una intención clara de ser protagonista con balón. Claro está que el míster necesita tiempo para cohesionar esta propuesta. En su primer once, destacaría la puesta en escena de Mouriño en el lateral derecho, la posición de Francho más retrasada y la entrada de Bakis en la punta de ataque.

Esperaba a un Real Zaragoza tratando de someter al rival con un juego más vertical, con más ritmo y con una presión más agresiva. Sin embargo optó por una estrategia más pausada. Creo que esta elección provocó que el juego posicional fuese lento en la salida, con mucho pase al pie, poca ruptura para sorprender o para estirar a la defensa rival y poder generar espacios interiores para encontrar situaciones en ventaja. En definitiva, un equipo previsible y fácil de contrarrestar, traduciéndose todo esto en poca llegada al área rival excepto en acciones a balón parado.

Por su parte, el Espanyol entró mucho mejor en el partido. En el juego posicional aprovechó muy bien la superioridad en la iniciación con un gran futbolista como Álvaro Aguado (siempre vertical) y con Puado moviéndose muy bien en ese cuadrado izquierdo viniendo desde banda. Generó problemas al Real Zaragoza por ese costado con las incorporaciones de Oliván y fruto de uno de esos desajustes llegó el gol visitante.

En el segundo tiempo, después de unos primeros minutos controlados por el rival, el Real Zaragoza, por medio de acciones a balón parado (ocasión de Francés), por el empuje de La Romareda (maravillosa) y por un salto cualitativo (aunque intermitente) en su juego, consiguió jugar en campo contrario y generar alguna ocasión más para conseguir el empate. Por su parte el Espanyol, no dio señales de peligro limitándose exclusivamente a defender y parar el partido continuamente en ese ‘otro fútbol’.

El resultado final es consecuencia de un mejor comienzo por parte del RCD Espanyol, que con el marcador a favor supo gestionar el resto del partido en función de lo que necesitaba el mismo.