Según explicaron hoy en la inauguración de la jornada "Los mosquitos. Repercusiones sociales, sanitarias y medioambientales" que se celebra en Zaragoza, éste es un problema "emergente" ante el cual hay que tomar medidas preventivas y que requiere la implicación tanto de la administración como de las instituciones y los ciudadanos.

Además, tal y como detalló a Efe el director general de Salud Pública del Gobierno de Aragón, Francisco Javier Falo, el cambio climático, "una realidad que no se cuestiona", acarrea un cambio real de temperaturas, humedad y de pluviosidad, lo que provoca también cambios en los modos de vida humanos y animales, entre ellos los de los mosquitos, que ahora viven "más y en más lugares".

Apuntó que hay zonas emblemáticas con problemas "muy serios", como el Delta del Ebro o los entornos en Huelva de Doñana, donde llevan "muchos años ya de tradición y experiencias de control".

De hecho, en esta jornada participan expertos de otras zonas del país, donde "ya no es un problema a medio plazo, sino que lo están teniendo ya".

Éste no sólo es un problema en un entorno medioambiental, sino que tiene relación con las personas, con los entornos urbanos y periurbanos y en Aragón ya hay "algunas zonas problemáticas, como las limítrofes con Cataluña, algunas zonas de Huesca o Los Monegros".

Así, favorecidos por el cambio climático, algunas especies de mosquito se han introducido en hábitats en los que antes no existían, ya que ahora se mueven con "mucha mayor libertad".

Esto ha sucedido, por ejemplo, con el mosquito tigre en Cataluña, donde se introdujo a través del transporte de neumáticos y, "poquito a poco", ha invadido ciertas zonas hasta el punto de considerarse un problema para los territorios aledaños.

Además, el cambio de temperaturas está provocando que se alargue el periodo de cría y desarrollo de estas especies, por lo que, si hasta hace unos años su presencia no se alargaba más allá de los dos meses, en estos momentos pueden reproducirse y tener crías varias veces, y su presencia es tangible durante "muchos meses", algo hasta hace un tiempo "implanteable".

A su presencia se suman sus picaduras, con reacciones locales y alérgicas "importantes", que han movido a los expertos a plantearse la actuación conjunta entre administraciones, departamentos, instituciones y ciudadanos para prevenir la proliferación, aunque también señaló que "no hay que crear alarma".

Así, Falo abogó por el control de las poblaciones con métodos biológicos, como la introducción de determinadas bacterias inocuas para el ser humano que, en determinados medios, mata a las larvas, y no por la fumigación masiva, algo "no respetuoso con el medio ambiente".

Además, todas las personas pueden tomar medidas en su entorno contra los mosquitos, especialmente en las zonas periurbanas donde la gente tiene un "trozito de césped" y en zonas encharcadas, consideradas ambas "de riesgo".

Aconsejó ser cautos a determinadas horas del día en la que su presencia es mayor, colocar mosquiteras en las ventanas o tener cuidado con los huecos en los que pueden criar.

Otro de los problemas es el de las transmisiones de enfermedades, "bajo" por esta vía, aunque sí que son mayores las molestias en el tiempo de ocio ya que en algunas zonas de la Comunidad en las horas del atardecer "es imposible salir al exterior".

En España y en Aragón se está en situación, todavía, de poder adoptar medidas de control que impidan llegar luego a situaciones graves, añadió, por lo que, instó, "adaptémonos ahora, que eso es prevenir".