La petición de Puerto Venecia ha vuelto a evidenciar las diferencias que existen en Zaragoza a la hora de plantear una posible liberalización de los horarios en las zonas comerciales de la ciudad. Durante los últimos días ha quedado clara la visión crítica del pequeño comercio y los sindicatos, que se oponen porque creen que beneficiaría solo a las grandes superficies o que dificulta la conciliación de la vida laboral y familiar de los trabajadores del sector. Pero hay otra visión muy distinta que representan la propia empresa y los colectivos sociales que les respaldan, sobre todo las asociaciones de consumidores que ven en las críticas un "proteccionismo mal entendido" de pequeños y medianos comerciantes.

Esta es, por ejemplo, la opinión de José Ángel Oliván, presidente de la Unión de Consumidores de España (UCE), quien explicó a este diario que "es pintoresco que para conseguir algo que debería ser normal como es la libertad de horarios, Puerto Venecia haya tenido que echar mano de la calificación de zona de gran afluencia turística". A su juicio, "eso evidencia que la Ley Aragonesa del Comercio no es muy adecuada".

Por eso muestra abiertamente su respaldo a que le sea concedida esta condición, porque "el argumento central de las críticas es la competencia que hará al pequeño comercio pero impedirlo lo único que hace es coartar la libertad de los consumidores, porque seremos nosotros los que decidamos con nuestras compras si era o no necesario abrir los domingos y festivos".

CONCILIACIÓN Oliván, por su parte, sí entiende las críticas que los sindicatos hacen sobre las dificultades para conciliar el trabajo con la vida familiar pero apostilló que "dar libertad de horario no implica que las empresas hagan trabajar más horas semanales al personal y se puede vigilar que eso no ocurra".

Una cuestión clave en el debate es que algunos establecimientos, teniendo permiso para abrir todos los días, en domingos y festivos no suelen hacer uso de él, "como sí hacen, por ejemplo, los negocios que regentan los chinos". Por eso abogó por ampliar esa liberalización a "zonas que nadie discutiría sobre su interés turístico, como el centro de Zaragoza o la calle Delicias" y defendió que "el turismo comercial sí funciona y desde las asociaciones lo apoyamos, porque está fuera de toda duda que la gente está dispuesta a desplazarse si la oferta es interesante". IKEA es un claro ejemplo, como también lo es Andorra la Vella o, en Aragón, la tienda de Adidas en Caspe, a la que acuden cada año miles de clientes.

Desde Informacu Aragón, su presidente, Joaquín Soguero, defendió abiertamente "darle libertad al comercio para que fije sus horarios porque también se le da a los ciudadanos y se demuestra una mayor consideración con aquellos que solo tienen fiesta el domingo para ir a comprar". Sobre las dudas que genera esta decisión en algunos colectivos, destacó que "no hay que engañar a la opinión pública, nadie va a hacer horas extra por abrir domingos y festivos".

En realidad, actualmente en los centros comerciales abren los establecimientos dedicados a la restauración o al ocio familiar como los cines. ¿Por qué no las tiendas de ropa o los supermercados? "La propuesta de Puerto Venecia responde a una oferta totalmente distinta a la que se conoce en Zaragoza, hay que evolucionar hacia ese modelo con la mirada puesta en el interés turístico que puede suponer", subrayó Soguero, quien también consideró que "es el momento de apoyarlo porque la ciudad, salvo el Pilar, tiene muy pocos focos de atracción y este puede ser uno importante".

Desde la Asociación Torre Ramona, por su parte, su presidenta, Olvido Blasco, destacó que "el perjuicio que dice el pequeño comercio que les causará la libertad de horarios no es tal, porque cada uno tiene su clientela específica, aunque a veces coincidan". "Deben dar esa especialización que el cliente reclama al comercio de proximidad", añadió.