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REPORTAJE

Una muesca en la tez de la crisis

Un vecino de Cadrete, antiguo peón de albañil, tras más de dos años en el paro, y ya sin prestaciones sociales por desempleo, intentó robar un cajero automático y fue detenido por la Guardia Civil

Una muesca en la tez de la crisis

Más de dos años en el paro, sin prestaciones y sin una salida aparente a corto plazo. Esta era la situación de F. C. L., el hombre que la pasada madrugada del martes intentó extraer por la fuerza el dinero de un cajero de Cadrete. Fue detenido por dos patrullas de la Guardia Civil de Tráfico y el equipo de atestados de Zaragoza "debió ser un ataque de locura", comentaban ayer algunos vecinos de la localidad zaragozana.

F. C. L., de 59 años, es el retrato mismo de las consecuencias de una crisis económica que no escatima en crueldades. Peón de albañil, sin hijos y con su pareja, según varios vecinos, también en situación de desempleo. Las ayudas públicas se habían terminado ya y la subsistencia se hacía cada vez más difícil. La luz al final del túnel no era fácil de atisbar tras años de inactividad.

No acudió a solicitar asistencia social, seguramente por vergüenza, y la madrugada del martes con una pata de cabra de acero y un destornillador de grandes dimensiones entró en el cajero de una entidad de ahorro de Cadrete, para intentar extraer el dinero. No lo consiguió. De su desesperación quedaron dos muescas en la máquina de extracción de dinero. Un par de rasguños apenas perceptibles. Poco más. Fuentes de la Guardia Civil admitieron que con esas herramientas le hubiera sido imposible lograr su objetivo. Se requiere material específico para ello. Pero lo intentó. Y sonaron las alarmas silenciosas que alertaron a la central de alertas de la entidad. Fue detenido en el interior de la sucursal y retenido hasta la llegada de una pareja de la Guardia Civil del cuartel de Utebo, de donde salió a última hora de ayer en libertad con cargos y a la espera de pasar a disposición judicial.

Sin antecedentes

F. C. L. no tenía antecedentes. Hasta esta semana era un ciudadano anónimo al que sus vecinos tenían como "normal y amable". Pero los más de dos años de paro lo habían sumido en una depresión de la que le era difícil salir. En el consistorio de la localidad nadie conocía su caso. Así lo admitió ayer la alcaldesa, la popular María Ángeles Campillo, que tras conocer lo sucedido se interesó por la situación de este antiguo trabajador de la construcción. "Es algo dramático, sin duda. Nosotros vamos a intentar ayudarle en lo posible y ójala pueda volver a encontrar trabajo", explicó.

Algunos vecinos consultados por este diario explicaron ayer que a nadie se le ocultaba que atravesaba por un mal momento. Algunos incluso aseguraron que estaba pasando por una depresión. "Seguramente no vio otra opción, debía estar muy desesperado", contó una vecina de Cadrete. "A mí estas cosas me dan mucha pena", lamentó.

La solución por la que optó este ciudadano revela el drama de una crisis que se ha cebado especialmente en poblaciones como Cadrete, una localidad que ha crecido como la espuma por su cercanía a Zaragoza y la expansión inmobiliaria de los últimos años. "La coyuntura actual se está dejando notar mucho entre nuestros vecinos. Hay que tener en cuenta que la mayoría se dedicaban a la construcción y a la industria, dos sectores azotados especialmente por la crisis. Lo estamos notando mucho", reconoció Campillo.

De hecho, en los últimos dos años las solicitudes de asistencia social se han multiplicado. "Han subido mucho. Nosotros intentamos ayudar en lo posible y difundir el servicio que ofrecemos desde el ayuntamiento, pero con casos como este te das cuenta de que a veces no llegas a toda la población", dijo.

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